La concejal socialista delegada de Virtus, en Puertollano, Eva Morales, ha tenido la desfachatez de salir a los medios de comunicación a asegurar -ni sonrojarse ni siquiera un poco- que era mentira que la Fundación Virtus iba a ser sometida a una nueva auditoría para conocer el estado real de la situación económica de la citada fundación, tal y como anunciaba Santos González Monroy, en un medio de comunicación digital de Ciudad Real.
Miente que algo queda. Eso es lo que deben de pensar en el Ayuntamiento más endeudado de Castilla-La Mancha, en Puertollano, y la filosofía que su alcalde, el socialista Joaquín Hermoso Murillo, ha instaurado en una ciudad donde el escándalo de la Fundación Virtus sigue sin resolverse.
Morales llegó a explicar que en lugar de una auditoría lo que se realizaría sería un informe pericial. Una de dos, o tiene a todos los puertollaneros por tontos -así de claro- o su alcalde no le ha explicado que tanto monta, monta tanto, porque se trata del mismo proceso.
Sea como fuere, se trata de un grave ejemplo de cinismo, sinvergonozonería, falta de principios y desconsideración a todos los puertollanoros y castellano manchegos que han puesto más de 10 millones para una fundación de la que todavía se desconoce donde están cerca de 4 millones de euros que «han desaparecido» y que todavía nadie sabe dónde han ido a parar.
Pero, ¿qué tiene que ocultar Joaquín Hermoso Murillo?, ¿qué tiene que ocultar el presidente de Castilla-La Mancha, José María Barreda, quien puso a tres consejeras del Gobierno socialista de Castilla-La Mancha como patronos? Está claro que todos quieren desvincularse de un escándalo que pone en evidencia la falta de transparencia de los gobernantes socialistas a la hora de gestionar el dinero de todos. Y como muestra, la reiterada negativa a la creación de una comisión de investigación que permita conocer dónde ha ido a parar el dinero de todos los ciudadanos de la ciudad minera y de toda la región.