Poco dura la alegría en la casa del pobre. El CD Tenerife volvió a la senda de las derrotas y, lo que es peor, a situarse en el último lugar de la tabla, dando vida además a un rival directo, el Nástic de Tarragona (0-2). Los de Mandiá se estrellaron ante un muro defensivo, pero también es verdad que pecaron de inocentes en el primer gol visitante, anotado por Eloy en un saque de esquina pésimamente ejecutado. Al final, gritos de Llorente y Concepción, dimisión.
Canarios y catalanes jugaron un primer tiempo con poca intensidad. Más preocupados del rival que de atacar, los 45 minutos iniciales estuvieron carentes de oportunidades. El partido se presentaba soporífero, similar a lo acontecido hace una semana con el Elche, pero siempre con la esperanza de mejorar en la reanudación.
Y a fe que en el segundo período las cosas cambiaron. El Tenerife se echó hacia delante con la convicción de querer los tres puntos, pero los puntas Natalio y Nino no anduvieron finos, amén de un Julio Álvarez en una preocupante baja forma.
Lo que nadie esperaba era que antes del primer cuarto de hora los tarraconenses se adelantasen en el marcador con un tanto de Eloy tras un saque de esquina mal dirigido, pero que sirvió para despistar a la zaga tinerfeña y que los de Luis César Sampedro se pusieran por delante.
El 0-1 fue argumento de sobra para sembrar el desconcierto en el Tenerife y en las postrimerías del encuentro, con un cuadro canario volcado arriba, vino la puntilla del Nástic de Tarragona con el segundo gol, obra de Morán.
