Lo que faltaba para el euro. Nueva Canarias, la formación de Román Rodríguez, habla de las Islas como si fuesen una nación al margen de España. Lo que no se entiende entonces es la obcecación de José Rodríguez, editor de El Día, en negarle el pan y la sal a una formación que, en líneas generales, no tiene vergüenza en decir que el Archipiélago es otro país.
Evidentemente, algo tendrá que decir el socio principal de Gobierno en el Cabildo de Gran Canaria, José Miguel Pérez. El presidente insular ha cohabitado durante esta legislatura con un político que ahora rescata del armario las siete estrellas verdes y parece que tampoco tendría dificultades en reproducir el acuerdo a nivel regional, siempre que los votantes así lo quieran en las urnas, claro está.
El presidente de Nueva Canarias, al que le iría al pelo el apelativo de Román I de Canarias, no tiene complejos ni pudor en mostrar de manera literal sentencias que invitan a una creencia independentista en la página web del partido.
«Somos una pequeña nación en el Atlántico y apenas a cien kilómetros de África. Y aspiramos a jugar un modesto papel en el mundo, aprovechando nuestra privilegiada ubicación y el desarrollo alcanzado, que nos posibilita aportar conocimientos y contribuir a la superación de países de nuestro entorno geográfico, para que la gente pueda vivir con dignidad en su propia tierra».
Resulta curioso el giro de un personaje que en las Islas ha sido director del Servicio Canario de Salud, presidente del Gobierno regional y diputado nacional en el Congreso. A buenas horas viene el señor Rodríguez con argumentos incoherentes y que reclaman una independencia que, visto lo visto, no está entre las diez mil necesidades de los canarios.
