El editor de El Día se queja de las querellas que recibe, de los toques judiciales y hasta de que los medios de comunicación (no todos) le enmienden la plana por sus diatribas incendiarias, xenófobas y rayanas en lo delictivo. Ahora, cuando el Consejo General del Poder Judicial admite el amparo a una magistrada por los comentarios de José Rodríguez Ramírez, le entran las prisas por pedir a él la protección de la Constitución, esa misma que él denosta porque pertenece a esa «España opresora».
Afirma el director que «mientras sigamos sometidos a los españoles en contra de nuestra voluntad, nos ampara por derecho la Constitución española como a cualquier ciudadano. ¿O no es así? Porque si realmente no es así, si estamos equivocados en este aspecto, queremos que nos lo digan desde ahora. Queremos que nos aclaren por qué somos objeto de cuantiosas multas, cuando no de condenas severísimas, mientras que otras personas que han injuriado y calumniado gravemente a El Día y a su editor/director se van de rositas».
Pues la respuesta a las multas y requerimientos judiciales se contestan solos. En diversas editoriales como la de Cuatro godos terroristas de la pluma se pueden observar perlas de este estilo: «Los perros de la ira volverán a ladrar babeando rabia. Ladran porque cabalgamos. Y ladran también, aunque cada día más patéticos y famélicos como chuchos callejeros, los cuatro godos cobijados en el vientre de los caballos de Troya que la prensa canariona ha infiltrado en Tenerife».
«No hablamos de los godos de Las Palmas, sino de los que han venido a nuestra Isla a comer caliente. Porque ha de saber el lector que los godos de Las Palmas, que los hay, defienden a Las Palmas; pero los godos de Tenerife, en especial esos cuatro insufribles, no defienden a la Isla que tan generosamente los alimenta, sino a Canaria. Son lacayos de Vegueta, aunque aquí se dan aires de señores. Hasta intentan impartirnos lecciones de periodismo. ¡Qué desfachatez! El caso es que en Tenerife estamos trincados por estos personajes reprobables, que merecerían el calificativo de personas no gratas».
«Siempre hemos distinguido entre godos y peninsulares de bien. Estos últimos son los que quieren vivir entre nosotros, de manera armoniosa con nuestra idiosincrasia. No sabemos en qué categoría encuadrar a cierta periodista terrorista, que en su día enredó al Parlamento de Canarias para que atacara la libertad de información en la figura de EL DÍA y de su editor y director, José Rodríguez Ramírez, y que también intenta enredar a la Justicia».
ATAQUES A DIPUTADOS
Tampoco se contiene en contra de los políticos y es capaz de manifestar en Nefasta como política que «lo peor es que doña Ana Oramas cree que está haciendo una gran labor. La realidad es que se ríen de ella y de Perestelo. Se carcajean cuando dicen que son españoles, porque no lo son. A sus espaldas, el peninsular -y hasta el godo, porque godos también los hay, incluso entre nosotros, algunos con el pelo teñido y otros desconocedores de la conveniencia del jabón- dicen para sus adentros: «qué indígenas más serviciales; les esquilmamos sus islas y ellos vienen a la Península a hacernos la pelota».
CONTRA LA LLEGADA DE PATERAS
Durante la época de llegada de pateras día sí y día también a las Islas, el editorial del 21 de abril de 2006 decía lo siguiente: «Convendría pararse un momento a reflexionar sobre las consecuencias que tendrían para este Archipiélago la aparición de un solo caso de ébola entre los miles de inmigrantes que cada año arriban a Canarias. ¿No sería el fin de este Archipiélago?».
Y el 24 de mayo de ese mismo año abundaba en su xenofobia señalando que «en estos momentos Canarias sufre una invasión de africanos de raza negra pura, salvo caso de sida o enfermedades contagiosas, la cual, como todo el mundo sabe, prima sobre la blanca en caso de mezclarse».
