Hay hechos en la vida que, por muy distantes que estén unos de otros, acaban poniéndose en relación y descubriendo contradicciones fundamentales. Y esto es lo que le ha sucedido a Paulino Rivero. Hace apenas dos meses alegaba y no paraba sobre poner restricciones a la residencia en Canarias, es decir se cargaba un derecho fundamental de las personas.
Ahora, tras la derrota de la Ley Sinde, expone en su blog, www.paulinorivero.com, que no se puede poner puertas y muros a las libertades de los ciudadanos.
El presidente canario recoge en su página lo siguiente: «Estas últimas horas me han llegado buenas noticias sobre Internet. La derrota de la llamada Ley Sinde en la Comisión de Economía y Hacienda del Congreso, gracias, entre otros, a los votos de Coalición Canaria, por entender que ninguna ley puede estar por encima de las libertades y derechos de las personas».
Rivero se postula ahora como el paladín de los intereses de los ciudadanos, pero eso no es lo que decía hace un par de meses, concretamente en una convención organizada en Tenerife y donde exponía lo siguiente: “Los canarios tenemos que modular el control de la población que vive en Canarias”.
«La limitación de la residencia tiene que ser el siguiente hito», apuntaba el presidente canario, «tras la consecución del reconocimiento del mar archipielágico y las competencias en políticas activas de empleo o inspección de trabajo, que sitúan a Canarias en la vanguardia autonómica, amén de una serie de exenciones fiscales».
Eso sí, el jarro de agua fría se lo proporcionó la Unión Europea es sencilla. Ni exenciones fiscales permanentes ni fomentar la contratación de canarios frente a otros ciudadanos europeos. El comisario de Política Regional de la Unión Europea (UE), Johannes Hahn, aseguraba que estas propuestas no tienen solidez ni se pueden aplicar.
