Dicen que los cambios introducidos por la nueva directora general de la Ser en Canarias, Lourdes Santana, son más propios de actitudes sectarias. Después de muchas décadas de conocerse en Tenerife a la emisora como Radio Club, las órdenes son que se empiece a emplear el nombre de Ser Tenerife, en un claro intento por privar de identidad propia a una de las emisoras más señeras en el Archipiélago.
Pero los cambios no terminan aquí. Al parecer, tampoco gustan determinados colaboradores y en breve, por no decir ya, se irá administrando con cuentagotas a uno de los mejores opinadores de las Islas, Carmelo Rivero. Quien más y quien menos considera que esta directora, que vino de Televisión Española en Canarias, trata de imponer la teoría del pensamiento único, seguramente siguiendo instrucciones precisas desde Gran Vía 32.
