Opinión / Pasajes

Se acabaron los feos/as

Se acabaron los feos/as

La ministra de Sanidad, Leire Pajín.EFE/Archivo

EFE/Archivo

El Desgobierno de Zapatero está empeñado en convertir a España en un kindergarden, alias guardería, en la que la señora Leire Pajín hará de señorita Rotenmeyer… ¿Se acuerdan de tal señorita, verdad…? No, parece que no. Veo que un señor que se está fumando un cigarrillo ahora mismo mientras lee esto, motivo por el que lo tendré que denunciar, dice que no con la cabeza. A lo mejor es que tiene un tic; pero de todas formas les daré una breve reseña de quién fue la seño Rotenmeyer.

Pues la tal Rotenmeyer es un personaje de Heidi, un libro del siglo XIX que relata las desventuras de una niña paralítica, Clara, que es rica por parte de padres; los cuales contratan a Heidi para que le haga compañía y le cuente chistes verdes y de los otros. Y Heidi es una niña campesina que, en la versión dibujos animados japonesa, se la pasa con la boca abierta de par en par incomprensiblemente… Porque es que es muy alegre Heidi, y los dibujantes de comic japoneses
estiman que para expresar la alegría incontenible e incluso desproporcionada, hay que dibujar al personaje con la boca abierta permanentemente cual si fuera un buzón. Cosas de japoneses, claro.

Y la señorita Rotenmeyer es la institutriz de ambas, o sea de Clara y de Heidi, y las impone una disciplina desproporcionada. Ni mear deja a las pobres niñas. Una cosa… Y a Heidi, además, la trata muy malamente. Más o menos como a Cenicienta la trataban su madrastra y hermanastras, mandándola a hacer los trabajos más duros e insoportables, como por ejemplo limpiar las cuadras de los colibrís, las jaulas de los tigres de Bengala, o convencer a Zapatero de que lo mejor para España es que dimita ya y convoque elecciones.

–¿Sale Zapatero en el libro, joven…?
–Pues claro. Y también Pepiño Blanco, que hace del abuelo de Heidi.

Además, en el colmo de una falta patente de idiosincrasia, la Rotenmeyer obliga a Heidi a leer Los Miserables y El País de Cebrián todas las noches y fiestas de guardar. E incluso, cuando se cabrea de verdad, obliga a la pobre niña a leer el blog de Leire Pajín.

–¡No! ¡Qué horror! ¡Usted no me diga!
–Pues sí, ya ve usted.

Según los 5.000 psicólogos argentinos que han analizado el libro, lo que le pasa al personaje de la seño Rotenmeyer es que está amargada por falta de macho; alias compañero sentimental para las maniobras orquestales en la oscuridad y en el lecho o catre.

–¡No! ¡Qué horror! ¡Usted no me diga!
–Ya eso lo dijo antes.
–Pues sí, pero es que no se me ocurría otra cosa.

Bueno, y una vez oscurecido esto de la Rotenmeyer lo bastante, seguimos con las malvadas intenciones de Leire Pajín. Que no son ni más ni menos que aprobar una denominada Ley Integral de Igualdad de Trato y No Discriminación, alias LEINGUALTRANODIS, ¡mira tú qué bonito!, que multará hasta con 500.000 euros a quien llame feo al presidente Zapatero, pongamos por caso. A partir de la nueva ley de Pajín, ya no habrá feos en España. Todos y todas guapos y guapas, con lo cual ganaremos todos los concursos de belleza de por esos mundos de Dios. Aclaremos un poco todo esto; o no:

Verán ustedes, resulta que la Constitución Española ya dice que: “Los españoles son iguales ante la Ley, sin que pueda prevalecer discriminación alguna por razón de nacimiento, raza, sexo, religión, opinión o cualquier otra condición o circunstancia personal o social”. Pero esto a Leire le parece poco, y entonces ha decidido hacer una ley para añadir discriminaciones por “discapacidad, orientación e identidad sexual, edad o enfermedad”; las cuales ya estaban recogidas en el texto constitucional cuando habla de “cualquier otra condición etcétera”. ¿O no…?  Pues eso.

De lo que se deduce que esta nueva ley es una guanajada, por no decir una gilipollada. Y a partir de esta ley, como la locura es una enfermedad, pues no se podrá discriminar a los locos. Y muchísimo menos a las locas. De forma que si un loco o loca, se presenta a una plaza de cirujano, hay que dársela para no discriminarlo. Y por supuestísimo, los tontos y tontas del culo no podrán ser discriminados/as para acceder a ser ministros/as o presidentes/as del Gobierno. Lo cual es algo que ya funciona en la actualidad; que no tienen ustedes sino que mirar para… (Vaya por Dios, se me acabaron las pilas).

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