La diputada socialista Francisca Luengo busca líos donde no los hay. Concretamente, en su cruzada contra el machismo, la parlamentaria es capaz de escarbar en cualquier rincón para ver fantasmas cavernícolas. El último episodio lo ha protagonizado con uno de los políticos más serios de Canarias, el candidato del PP al Cabildo de Tenerife, Antonio Alarcó, al que acusa de que en un debate radiofónico se le escapó un «coño».
Ambos políticos, junto con Manuel Lobo, debatían en Canarias Radio La Autonómica sobre la tan traída y llevada reforma de las pensiones y en un momento de apasionamiento, siempre según la versión de Luengo, a Alarcó se le escapó un «coño» que, curiosamente, fue imperceptible para toda la audiencia, incluido el moderador de la tertulia, Mayer Trujillo.
Lo mejor del caso es que luego la diputada socialista empezó a hacer chanza de la educación elitista que había recibido el también senador conservador, como si esos colegios a los que asistió Alarcó fuesen coto vedado para los integrantes del PSOE.
Lo preocupante de la señora Luengo es su fino olfato para detectar posibles brotes de machismo, pero no para contenerse en su verborrea manifiesta. El presidente del PP canario, José Manuel Soria, ha sido siempre objeto de sus ataques y no ha dudado en tildarlo, entre otros epítetos de: «desgracia para Canarias, vago e inmoral». Si esos mismos calificativos se los dijesen a ella, le faltaría tiempo para acudir al Juzgado contra la violencia de género.