Opinión / Pasajes

Ayuntamientos canarios

Ayuntamientos canarios
Jerónimo Saavedra. EP

Hoy queridos niños y niñas, vamos a hablarles de ayuntamientos. Pero no del ayuntamiento según la primera acepción que trae el diccionario de la RAE, o sea: “Acción y efecto de ayuntar o ayuntarse”, es decir practicar el coito; sino del ayuntamiento como: “Corporación compuesta por el alcalde y varios concejales para la administración de los intereses de un municipio”.

Que por cierto, los alcaldes y los concejales deberían tomar nota de esto que dice el diccionario, o sea de que están en sus puestos para administrar los intereses del municipio que los eligió, y no para administrar sus propios intereses y cuentas nada corrientes, que es lo que hacen bastantes ediles y edilas. ¿O no…? Pues eso.

(Paréntesis: Como ustedes comprenderán, a un servidor le gustaría más hablarles de los ayuntamientos carnales; principalmente porque son más entretenidos. Donde esté una buena retransmisión de un ayuntamiento carnal con sus saltos del tigre; un pleno de ayuntamiento con sus secretarios dando fe y sus ediles dando la lata, deja mucho que desear).

El otro día ustedes saben que llovió bastante en Canarias, y entonces leemos el siguiente titular del día después: “El Ayuntamiento de Las Palmas de Gran Canaria asegura que las obras de Zapatero han salvado a la ciudad”. ¡Joder! ¡Así va el país! ¿España no eligió a Zapatero para supuestamente gobernar España…? Sí, ¿verdad? (Otra cosa es que no sepa). ¿Y si lo elegimos para dirigir los destinos de la patria, fíjate tú qué frase, qué coño hace haciendo obras en Las Palmas, que después le llega a Sonsoles hecho unos zorros todo lleno de tierra, de grasa, de inmundicias, de lamelibranquios pegados a sus posaderas, de…? (¡Déjelo ya! Bueno, vale).

Después nos enteramos, en el meollo de la noticia, que “las obras de mejora de la red de saneamiento”, incluidas en los dos Planes Zapatero, han respondido «positivamente» a la acometida de las lluvias. Y uno se pregunta: ¿Es que tenía que llegar Zapatero a La Moncloa, para que los ediles de Las Palmas acometieran estas obras tan fundamentales de alcantarillado…? No sé dónde iremos a parar, la verdad. Pues nada, que se presente Zapatero para alcalde de Las Palmas.

Otro titular municipal: “El gobierno local multa con 6.000 euros a un taxista por la huelga del 29-S”. Al parecer, el pobre taxista este fue el único que participó en tal huelga; y en vez de darle una medalla con la siguiente leyenda: “Por tener más moral que el Alcoyano”; van y lo funden con una multa desconsiderada. Según la noticia: “El Ayuntamiento de Adeje incoa un expediente sancionador al taxista J D C por superar el nivel de ruido permitido en la zona urbana y residencial de la calle Grande, con la utilización de megafonía y utensilios caseros, golpeando bidones de metal y haciendo uso de silbatos”. Hombre, por favor, esto de don JDC es para que le den otra medalla, caramba.

¿Ustedes se imaginan a don JDC montando semejante número lúdico, folclórico, bailable él solito…? Todo no lo pudo hacer al mismo tiempo, vamos digo yo. Un ratito tocaría el silbato; otro daría voces por la megafonía; a lo mejor después pegaba el pito a la megafonía, mientras le daba con un cucharón a la ensaladera de plata que le regaló su suegra, y que cuando se entere su señora la va a oír. Pero con todos esos órganos ocupados, o sea manos y boca, solo le quedarían las piernas para darle golpes a los bidones de metal, o sea que tendría que ir a la pata coja de bidón e bidón… A lo mejor hasta le daba a los bidones con la cabeza. ¡Este hombre es un portento, caramba, digo carajo!

Otra perla de ayuntamiento: “Solo un botiquín farmacéutico para atender a 5.000 crusanteros”. Es mucho esto ¿no…? Veamos lo que dice el diccionario. Botiquín: “Mueble, caja o maleta para guardar medicinas o transportarlas a donde convenga”. Y 5.000 crusanteros, que se llaman así por pertenecer al barrio realejero de la Cruz Santa, son muchos crusanteros para un escuálido botiquín. Vamos, digo yo. Resulta que la farmacia que había se fue al casco de Los Realejos; y mientras el ayuntamiento tramita otra, pues tiene que estar doña Josefa atendiendo al personal con su botiquín, mira tu qué bien.

–¿Tiene algo para el estreñimiento pertinaz, Pepita?
–Pues no, mi niña, pero le puedo dar una tirita a medio usar.

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