"Que estaban en pecado mortal, y que por eso el cadáver no podía entrar en la iglesia y que a mi madre no se le ocurriera pedir la comunión"
‘La Voz de Galicia’ recoge en su edición de Lugo una historia tan sorprendente como difícil de encajar para su protagonistas: la del un cura de Monforte que se negó, la pasada semana, a oficiar el funeral de un octogenario porque este vivía con una mujer sin haber contraído matrimonio con ella.
Tras el fallecimiento del hombre la familia lo preparó todo para enterrarlo en el cementerio municipal de Monforte, siguiendo los rituales cristianos, tal y como él siempre había deseado, pero la situación sufrió un revés cuando, según explica la hija, el sacerdote le dijo a su madre:
«Que no le iba a hacer el funeral, que estaban en pecado mortal, y que por eso el cadáver no podía entrar en la iglesia y que a mi madre no se le ocurriera pedir la comunión»
Tras comunicar su decisión a la familia, que no daba crédito de sus palabras, el propio sacerdote avisó al Obispado de lo que había ocurrido. Poco después, otro sacerdote de Monforte se ofreció para oficiar el funeral él mismo, y así fue.
¿Cómo descubrió el párroco que el fallecido y su pareja no habían pasado por el altar? La familia lo desconoce, pero suponen que gracias a la esquela, donde ponía «compañera» en lugar de «esposa».
