Ayala aboga por la nación canaria

La cara independentista de CC

El director de la Academia de Seguridad se inventa la historia de la unidad de España

La cara independentista de CC
Juan Jesús Ayala.

CC se quita la máscara y antepone decididamente el discurso protonacionalista, independentista y plañidero de cara a las elecciones del 22 de mayo. Juan Jesús Ayala, actual director de la Academia Canaria de Seguridad, se descuelga en el periódico El Día (no podía ser en otro sitio) con un artículo donde arremete contra el nacionalismo español, al que acusa de querer arrebatarle las competencias a las autonomías, razón por la cual exige que se aceleren los trámites para que Canarias sea considerada una nación.

Afirma tajantemente Ayala que el hecho de que «existe el nacionalismo español es tan evidente como que cuatro son las estaciones del año. Este nacionalismo sigue creyendo y teniendo como premisas fundamentales que España tiene que ser una y que es el Estado poderoso, centralista y omnímodo el que debe instaurarse, y cuanto antes mejor, para dejar como virutas inservibles y en la cuneta de la historia el espacio democrático de las autonomías o, lo que es lo mismo, los diecisiete mini-estados, según nos dijo Aznar estos días atrás».

Dice el director de la Academia de Seguridad Canaria, órgano dependiente de la Consejería de Presidencia, que «el problema no radica en las autonomías y en su desarrollo, que hay que propiciar y estimular; el problema se instaura en el nacionalismo español, donde el PP es su más preclara referencia».

Ayala tampoco duda a la hora de manipular a su capricho la historia y deja entrever que la unidad de España no es sino fruto de actitudes violentas, de un amedrantamiento a quienes no querían someterse a un Estado centralista. Literalmente expone que «España -no hace falta rebobinar la historia- es un artificio conseguido a través del maridaje y de la violencia, de ahí que si en el tiempo se ha ido liberando de ese lastre, el que se nos venga ahora con discursitos confusos y de este tipo, como que no».

Las falacias de Ayala resultan prácticamente infinitas, pero a él no le importa seguir ahondando en falsedades y medias verdades porque, realmente, su conclusión es más que preclara, reclamar la independencia. No dice, eso sí, cómo se conseguiría la misma ni cuántos ciudadanos de Canarias estarían dispuestos a la consecución de tal fin.

El último párrafo de su artículo supone todo un aviso a navegantes: «De ahí que de la misma manera que el nacionalismo español está enseñando sus cartas y su verdadera cara, con una avalancha de desatinos propiciados en contra del desarrollo de los pueblos, es por lo que, y ante lo que pueda avecinarse, se hace más patente y necesario la defensa de un territorio como el nuestro y hacerlo con fuerza y decisión. Y para ello, o sentimos y consideramos a Canarias como una nación, como un país que podemos consolidar desde aquí y entre todos, o el nacionalismo español acabará con el nacionalismo canario. Lo cual no solo sería una hecatombe inmediata, sino que el espacio que nos quedaría sería o el lamento o la desidia camuflada por no haber tenido a su debido tiempo, que es ya, alertada la conciencia nacional canaria».

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