Los socialistas canarios comienzan a recelar cada vez con menos disimulo de su candidato a la Presidencia del Gobierno. Entre los apelativos de marmota, como así lo define la periodista Carmen Ruano, plúmbeo o mudito, lo cierto es que en el PSOE casi prefieren que se quede con esa imagen de soso, de callado, de parecer impasible ante todo lo que pasa a su alrededor porque cuando habla, dicen los más allegados, la lía parda.
Dos hechos, casi seguidos, han venido a ratificar la teoría de que José Miguel Pérez debería de permanecer con la boca cerrada. Recientemente, en la presentación de Julio Pérez como candidato a la Alcaldía de Santa Cruz de Tenerife, el aspirante presidencialista le espetó en un momento dado que «contara con un buen equipo que le proponga el partido». La frase no pudo ser más desafortunada, dado todo el affaire acontecido con la creación de las gestoras y, como dándose cuenta del lapsus linguae, José Miguel Pérez volvió sobre sus pasos y dijo que Pérez (Julio) «tendrás el mejor equipo que propongas al partido».
Pero la polémica mayor se produjo con el anuncio del candidato a presidente cuando dijo alto y claro que a él no le importaba ser vicepresidente del Gobierno. Fue tal el revuelo que montó en su partido que no tuvo más remedio que enviar un comunicado de prensa desdiciéndose de sus palabras y ahora, curiosamente, aprovecha cualquier acto del PSOE para repetir que su único objetivo es conseguir el respaldo mayoritario de los canarios para gobernar a partir del 22 de mayo de 2011.
