Rafael González Morera, columnista de Canarias Ahora, destila bilis en su último artículo contra el eurodiputado Jaime Mayor Oreja. Acusa al político del PP, al que llama «facineroso», de estar detrás de aquellos a los que no les interesa el fin del terrorismo y no tiene dudas en afirmar que los intereses de éste son meramente económicos, puesto que familiares suyos tienen una empresa de seguridad privada y, según este columnista, proveen de escoltas a los amenazados por los etarras y si llegase la paz definitiva su chiringuito se desmoronaría. Conmovedor.
Expone González Morera que «resulta cuando menos saludable recordar cual ha sido la senda tenebrosa de Mayor Oreja incluso en relación a la lucha antiterrorista. Es curioso, incluso sospechoso, y diría que hasta indignante, que los hermanos de Jaime Mayor Oreja, Carlos y José María, sean los máximos accionistas de una importante empresa de seguridad privada que entre otras cuestiones de seguridad se dedica a contratar escoltas para políticos y cargos públicos en el País Vasco».
Se da la circunstancia, dato hábilmente omitido por el articulista, que muchos cargos políticos del PP entre 1996 y 2004 fueron perseguidos hasta la extenuación por las víboras etarras. Varios concejales perecieron a manos de estas sanguijuelas y qué menos que el Ejecutivo de Aznar tuviese que tirar de escoltas privados. Pero a González Morera sólo le interesa hablar de procelosos negocietes y que si el PP se gastó más de 700 millones de euros en este capítulo.
El columnista, en un tono sumamente irrespetuoso, se atreve a añadir que «en muchas tertulias de Euskadi se comenta presuntamente que a la familia de Mayor Oreja no le interesa la desaparición de ETA, porque eso significaría la desaparición de la necesidad de contratar escoltas. Cuando leo cosas como estas me echo a temblar. En manos de quienes hemos estado durante dos legislaturas. Y lo terrible es que podamos volver a estar en manos de estos facinerosos».
