Paulino Rivero confunde la realidad con los carnavales. Debe ser la cercanía de la fiesta canaria más importante por antonomasia lo que le hace disfrazar las cosas y creerse que con un toque de varita mágica puede acabar de hoy para mañana con una parte importante del desempleo en las Islas. Este Harry Potter o Merlín de la política regional, más ocupado que nunca en la reelección en las urnas, no tiene reparos en emplear trucos de ilusionista o de feriante para embaucar al electorado.
Rivero asegura que, gracias a las medidas impulsadas por su Ejecutivo, “en el primer semestre se habrán creado 45.000 puestos de trabajo», lo que llevaría a terminar la legislatura con un paro de 215.000 personas, aproximadamente. Haciendo un cálculo rápido, cada mes debería de producirse en las Islas una bajada en el número de desempleados en torno a los 7.500, una cantidad excesivamente elevada, dado como ha ido la destrucción de empleos en el mandato del presidente nacionalista.
Sin embargo, el alquimista riveriano debería tener presente que hace trece meses prometió que reduciría el paro en 80.000 personas. Cuando lanzó el pomposo mensaje, el Archipiélago rondaba los 248.000 desempleados y, a fecha de hoy, la cifra se ha incrementado en más de 10.000 personas y ha habido momentos del mandato del líder de CC que el paro ha rozado los 270.000 ciudadanos.
Rivero se muestra inasequible al desaliento y aprovecha las últimas bocanadas publicitarias en el Parlamento regional para lanzar sus eslóganes de precampaña, pero una cosa es prometer y otra bien distinta cumplir. La cifra de las personas sin empleo se ha duplicado desde junio de 2007. De 135.000 se ha pasado en la actualidad a 258.000. No parece que ahora, por arte de birlibirloque se produzca una oferta masiva de 45.000 empleos netos. En junio tendremos la respuesta (o tal vez antes).