El CD Tenerife comienza a ver la luz al final del túnel. Victoria de prestigio frente al líder de la categoría, el Rayo Vallecano (2-1) y, quizá lo más importante, la sensación de que el conjunto blanquiazul afronta la segunda vuelta con una moral de hierro, la suficiente al menos para salir del problema por el que había transitado sin solución de continuidad desde el arranque de la Liga, allá por finales de agosto en el feudo gerundense de Montilivi.
La primera mitad resultó más física por parte de ambos equipos. Los madrileños, menos acuciados en la tabla clasificatoria tras el cuarto petardazo consecutivo del Betis, salieron al campo del Heliodoro intentando dejar que fuera el Tenerife el que saliera con más alegría en la circulación, pero con el ojo puesto en los fallos defensivos para salir a la contra.
Pino Zamorano, de infausto recuerdo en la isla tras un derbi entre el Tenerife y la UD Las Palmas, hace ya más de una década, se mostró muy inflexible en los primeros compases y dejó su sello peculiar con dos tarjetas más o menos rigurosas a Dubarbier y Marc Bertrán. Ese detalle no pasó por alto al equipo franjirrojo que intentó explotar ese condicionante para asegurar alguna expulsión, pero el cometido quedó en agua de borrajas.
La segunda mitad tuvo todos los ingredientes de un partido de locos. Zamorano, tal vez para congraciarse con sus errores de antaño, sancionó un penalti en área rayista. Arribas, según el juicio del colegiado, tocó con la mano, pero lo cierto es que nadie observó tal infracción. Lo cierto es que Hidalgo fue el encargado de ejecutar la pena máxima, pero tuvo que repetirla porque, también otra más del señor de ‘amarillo’, había entrado algún jugador en el área antes de tiempo. Sea como fuere, ambas veces acertó el blanquiazul a introducir el esférico en la meta de Cobeño.
Y a renglón seguido, puesto que el cuadro de Vallecas no se había recuperado del shock de esa acción polémica, vino el tanto de Nino, de preciosa vaselina. 2-0 en el 67′ y todo a favor de obra para los de casa.
De todas maneras, el Rayo apretó de lo lindo y dio fe de ese arreón Sergio Aragoneses. El meta de Porriño tuvo que intervenir en dos ocasiones para evitar lo que hubiese sido un agobio en los minutos finales, algo que se confirmó en el tiempo de alargue cuando ‘showman’ Zamorano decretó otra inexistente pena máxima en el área del Tenerife, ejecutada limpiamente por Armenteros .
