Mal, muy mal deben estar las cosas, electoralmente hablando, para que años después del portazo que pegó Ignacio González (CCN) regrese ahora al redil de Coalición Canaria. El miedo de unos a la dispersión del voto nacionalista y el temor de otros a quedarse sin escaño que ocupar han motivado una alianza extraña, pero necesaria.
Lo cierto es que el fin de semana los presidentes de ambas formaciones, González, por el CCN, y Morales, por CC, suscribían el acuerdo que no sólo les hace ir de la mano para la cita del 22 de mayo, sino que además tendrán como aliciente que en el plazo de un año se vuelvan a constituir en partido único.
Es evidente que al calorcito de la convocatoria, ciertos egos personales quedarán subordinados hasta después de las elecciones, pero las peleas en Coalición Canaria han sido la nota habitual, de ahí la dispersión de diferentes políticos hacia otras fuerzas o la creación de sus propias plataformas, como el caso de Román Rodríguez con Nueva Canarias.
Y es que la existencia de los personalismos es lo que ha matado a los integrantes de CC cuando eran muchas familias y pocos los cargos a repartir. Es más, ni Morales ni González lo ocultaron, aunque bien es verdad que con matices y dulcificando las cruentas guerras pasadas.
Apuntó el líder del CCN que hace tiempo llegó la «paz» nacionalista de Canarias al dejar de «tirarse los trastos a la cabeza en beneficio» de los partidos de ámbito nacional. Ahora, a juicio del presidente del CCN, se ha llegado a un acuerdo que su pone un gran paso en la unidad nacionalista. González reconoció que algunos miembros de su partido preferían un acuerdo con Nueva Canarias (NC), pero aseguró que la decisión de firmar con CC ha sido por unanimidad.
Claudina Morales se mostró convencida Claudina Morales de que cuando se sepan «quitar los problemas personales» habrá unidad nacionalista de manera definitiva.
