El diputado del PSOE aprovechó una triquiñuela del inhabilitado Curbelo

Cruz asienta su vivienda en una parcela ‘choriceada’

El hoy presidente del Cabildo engañó como alcalde a una familia para que vendiera el terreno

Cruz asienta su vivienda en una parcela 'choriceada'
Julio Cruz y Casimiro Curbelo.

El abogado y ex militante del PSOE en la isla de La Gomera, Alonso Trujillo, detalla otra historia surrealista y que deja bien a las claras el sistema corrupto y clientelar de Casimiro Curbelo, capaz de recurrir al engaño más ignominioso con tal de ayudar a sus amigos. El implicado es el diputado regional socialista en el Parlamento de Canarias, Julio Cruz, que se hizo con una parcela que, inicialmente, quedaría dividida en dos por el paso de una calle, pero que sólo era una argucia jurídica para que su legítimo propietario la vendiese. Tiempo después, la propiedad jamás fue atravesada por vía alguna y el político pudo construirse una casa de casi 300 metros cuadrados.

El propietario de este terreno era Manuel Hernández Conrado. En noviembre de 1983, como apoderado y en nombre y representación de sus cuatro hijos varones, emigrantes que trabajaban y residían en Venezuela, le compró en forma solemne (escritura pública) a don José Álvarez Padrón una parcela rústica de 420 metros cuadrados; situada en el Llano de la Villa, lugar conocido por la Esperanza de la Cruz, en la carretera que va a Puntallana. En este caso, como acabo de decir, don Manuel actúa en representación de sus hijos, facultado por un poder otorgado ante el Cónsul General de España en Venezuela; por lo tanto, los titulares, los dueños, los propietarios de la parcela en partes iguales e indivisas son los otorgantes del poder: sus cuatro hijos.

Alonso Trujillo divide en varias partes la historia porque, aunque larga, tiene mucha miga y sobre todo se puede constatar fehacientemente el caciquismo del hoy presidente del Cabildo de La Gomera, y en aquel entonces alcalde inhabilitado de la capital colombina.

Acto primero del drama.- A finales de 1986, el alcalde de San Sebastián, Casimiro Curbelo, le comunica oficiosamente a don Manuel que la parcela estaba afectada por el Plan Municipal de Ordenación Urbana, plan que estaba en redacción y contemplaba y preveía el paso de una vía pública por la parcela. En esta fecha, Curbelo cumplía condena de inhabilitación como alcalde por la comisión de dos delitos de detención ilegal, en teoría. Digo en teoría, porque en realidad el cumplimiento de la condena se burló y fue una farsa.

En apariencia, recuerda el abogado, «Curbelo se hallaba inhabilitado, e incluso se llegó a incorporar a su oficio de profesor en la enseñanza primaria. Pero, de hecho, durante la condena y bajo cuerda, desde fuera seguía mangoneando el Ayuntamiento, desde la distancia por control remoto. Como siempre, con la ayuda necesaria y decisoria de su socio en la Corporación y en los negocios, el portavoz del Grupo Popular, Antonio Pérez; promotor inmobiliario y médico director del Hospital. Vaya pareja, ¡que el diablo nos coja confesados!»

Naturalmente, de todas las fechorías de Curbelo el responsable político solidario es el PSOE canario. El responsable de su selección, de su vigilancia y de su mantenimiento en el cargo. Fue un acto de piratería política infame por parte de la nomeklatura del partido no expulsar a un apparatchik condenado por los Tribunales, no una sino dos veces, por violación de las libertades civiles. O lo que es lo mismo, de los derechos fundamentales tutelados por la Constitución.

DESCALIFICACIÓN

Puedo afirmar sin temor a equivocarme, apunta Alonso Trujillo, que «el PSOE está descalificado y deslegitimado para erigirse en paladín de las libertades. Todas las proclamas en este sentido son un ejercicio de cinismo, una jactancia vacua e indemostrable. Si se le aplicara al PSOE la acción de jactancia de nuestro derecho histórico tendría que ser condenado a silencio perpetuo; por falsario. Como dice la cantante cubana La Lupe: ¡Teatro!; lo tuyo es puro teatro».

Segundo acto del drama.- Desiderio Santos, conocedor porque se lo dice su amigo Curbelo, el alcalde, de la vicisitud que afecta a la parcela de los hijos de don Manuel, le propone a éste su compra, conociendo la división en que va a quedar. Desiderio era el director del Banco de Bilbao en San Sebastián y, por los signos externos, también se presume que es el banquero de la sexta (como Roberto Calvi el director del Banco Ambrosiano, llamado el “banquero de Dios”).

Desiderio y don Manuel eran viejos conocidos, se podría decir que en un tiempo fueron vecinos. Desiderio, de Las Rosas; don Manuel, de La Palmita. Por la edad, Desiderio podría ser hijo de don Manuel. En una capital pequeña, el cargo en un banco local puede ser una privilegiada atalaya para otear la situación económica de los demás. ¿Para qué iban a querer ya los hijos de don Manuel una parcela dividida que no servía a los fines de construir sus viviendas cuando regresaran de Venezuela? Teniendo en cuenta el cambio de las circunstancias, los hijos de don Manuel apoderaron a su padre para que vendiera la parcela y, de paso, también le diera a Desiderio las gracias por el favor que les hacía.
         
Me imagino la frustración de los hijos de don Manuel, deslomándose en Venezuela en trabajos duros y penosos, cuando al Ayuntamiento se le ocurrió la peregrina idea de joder la parcela pasándole una calle por el medio.
         
Acto tercero del drama.- En el mes de noviembre de 1988, Desiderio y don Manuel comparecen ante el notario Roberto Cutillas Morales. Don Manuel lo hace en nombre y representación de sus hijos y Desiderio en su propio nombre. La comparecencia tiene por objeto formalizar en escritura pública la compraventa de la parcela. Don Manuel vende y compra Desiderio.

EL DESENLACE
         
Acto cuarto del drama.- Cuando don Manuel se ausenta de la Notaría después de vender la parcela, por la puerta de atrás entra Julio Cruz, el asesor de Curbelo (hoy diputado y secretario regional del PSOE). Simultáneamente, a la misma hora en que Desiderio compró la parcela, le vende la mitad indivisa a Julio Cruz, sin que don Manuel se enterara del negocio.

Dos años después, Desiderio le vende a Julio la otra mitad indivisa que se había reservado para él. Posteriormente, el Ayuntamiento recalificó la parcela como urbana sin que pasara por ella ninguna calle. Por último, sobre el solar, Julio Cruz construyó su casa, que es donde habita desde 1993. Una hermosa mansión de 276 m2 construidos, compuesta de dos plantas más el jardín. La vivienda la edifica con crédito hipotecario que le concede su amigo Desiderio del Banco de Bilbao.
         
En la trama, en función de su importancia y de la aparición en la escena, destacan cuatro personajes: Curbelo, en aquel momento el alcalde, que engaña a don Manuel con la argucia de que por la parcela va a pasar una calle. Desiderio, que se presta a comprar la parcela como testaferro de Julio Cruz. Y Cruz, que oculta su identidad a don Manuel para que éste no sospechara ni se percatara del latrocinio. Por último, el notario, que entra en la trama desde el momento que es consciente de qué es lo que está sucediendo. Hay otros personajes, pero sus papeles son secundarios. A todos los personajes principales les une una vieja amistad, que es pública y notoria.  Siempre he tenido el presentimiento de que cada sexta tiene su bancario y también su notario.
         
De toda esta tramoya, hay que tener presente que los directamente perjudicados fueron los hijos de don Manuel, los propietarios de la parcela, los emigrantes, los que se baten el cobre en Venezuela para procurarse con su esforzado trabajo una vida mejor para los suyos y sus descendientes.
         
¿Cómo un senador, presidente de un Cabildo, y secretario general insular del PSOE y cómo un diputado y secretario regional de organización del PSOE, han sido mantenidos durante tanto tiempo, pese a evidentes indicios de corrupción, ocupando cargos políticos internos y cargos públicos en representación del partido, cubiertos y protegidos por el sayo de la indignidad y de la ignominia?
         
Dejo al criterio de los lectores la calificación de estas aparentes conductas delictivas. Si las presuntas conductas antijurídicas han prescrito por el transcurso del tiempo, es asunto secundario frente a las abrumadoras evidencias de las responsabilidades éticas y sociales de los autores y, subsidiariamente, del PSOE.
         
El número de crímenes desconocidos supera con creces el de los registrados, y el de los que quedan impunes es infinitamente mayor que el de los que son castigados. En contra de lo esperable, y de lo que debiera suceder, la justicia parece cada vez más impotente, o más indolente, o connivente, o más cobarde, o más manipulable, o más susceptible de tergiversación y de perversión.

Las triquiñuelas para burlarla se multiplican, y hay políticos y empresarios en España que celebran como un triunfo y una exoneración que el delito del que se los acusa haya prescrito, siempre conveniente o incluso calculadamente, cuando una prescripción en modo alguno equivale a una absolución, sino a una declaración de culpabilidad que sin embargo no se puede materializar. Sí, a eso equivale las más de las veces.

Las dificultades de la justicia siempre han existido, y basta fijarse, para comprobarlo, en los poquísimos políticos que han sufrido condena. No nos engañemos: por un motivo o por otro, la inmensa mayoría se ha salido con la suya, se han librado de todo castigo, incluso de toda amonestación y vergüenza.
         
En estas condiciones, sentencia Alonso Trujillo, «¿quiénes son los que van a votar en las próximas elecciones al PSOE? ¿Los deficientes intelectuales? Los electores sensatos, sean mucho o pocos, no le votarán ni borrachos. Que conste, he recargado las pilas, cuando menos, para más de cuatro años. Como decía mi abuelo, que era un rústico, siempre con la verdad por delante. La mansión de Julio Cruz Hernández está edificada sobre un solar expoliado a cuatro emigrantes».

CONTRIBUYE CON PERIODISTA DIGITAL

QUEREMOS SEGUIR SIENDO UN MEDIO DE COMUNICACIÓN LIBRE

Buscamos personas comprometidas que nos apoyen

COLABORA

Lo más leído