Blanco y en botella, pacto, o al menos un intento de lograr una entente cordiale entre Coalición Canaria y PSOE en función de lo que acontezca el 22 de mayo. Lo cierto es que el presidente de Gobierno de Canarias, Paulino Rivero, y su homólogo en el Cabildo de Gran Canaria, José Miguel Pérez, tuvieron un encuentro en la inauguración de la nueva sede de la corporación insular, un encuentro que, al parecer, Pérez había tenido en el más riguroso de los secretos, pero que se truncó con la agenda del presidente canario, que su gabinete hizo pública a los medios.
De hecho, inicialmente, y ante la presencia de varios compañeros en los exteriores del Palacio Insular, se quiso recordar que no había convocatoria en firme y que lo único que se pretendía era reforzar las relaciones y los vínculos entre el Ejecutivo y el Cabildo de Gran Canaria.
No obstante, visto que ya no se podía ocultar la visita a la prensa, ambos mandatarios optaron por dejarse acompañar por los medios durante el recorrido a las instalaciones. Y si había sospechas de que no había demasiado afán por hacer público el encuentro, se terminaron de confirmar con la reacción del vicepresidente de la corporación grancanaria, Román Rodríguez, que desconocía que Paulino Rivero tuviese programada una visita.
Ante tal cúmulo de despropósitos, Pérez trató de salvar la situación explicando que la cita se debía a que el presidente regional no había podido estar presente en la inauguración oficial, realizada el 17 de marzo y que se había fijado para el 28 la cita entre ambos dirigentes. El remate de este vodevil fue cuando explicó que también querían “tener un rato para departir algunas impresiones sobre el mundo mundial”.
No es la primera vez que ambos políticos se reúnen en secreto. Hace unos meses, en Tenerife, mantuvieron también una cita en compañía de varios empresarios. Ese encuentro, sin embargo, también fue desvelado, aunque inicialmente uno y otro trataron de negar la mayor.
