Alma rota y galgo negro, por J.C.Deus

18_6h‘Mi alma en otra parte’ trata de un gran tabú, los abusos sexuales en el ámbito familiar, se ambienta en ese mundo rural de hoy -más que agrícola, vertedero social profundo de las españas- y goza de un texto y una trama bien construidas. Su autor tiene 33 años y ha sido estrenada antes en Alemania que aquí. No es un hito pero es un ejemplo de buen teatro actual que debe ser programado y merece la pena ser visto. De duración ajustada e interpretación aceptable, cumple con un notable general el cometido del teatro de pequeño formato. Sobre tema tan difícil podía haberse patinado ostensiblemente. Con precaución y solvencia, se ha evitado.

Autor, director, elenco, escenografía y realización cumplen el cometido de este drama sobre ‘la persistencia del deseo mutilado y la obstinación de un viejo en preservar un trozo de tierra como reliquia de un viejo amor’, en palabras de su creador. Un viejo amor pecaminoso, nefando abuso sobre una adolescente de 14 años, que aceptará, callará y recordará por siempre, planteando un milenario problema humano, más complejo que las simplificaciones al uso, más generalizado que lo que la propaganda anticlerical querría, y tan persistente que Los Verdes alemanes en un tiempo reivindicaron su legalización.

Su compleja estructura, no lineal sino con saltos en el tiempo, colabora a su interés. El texto es aceptable aunque algunos usos del idioma no casen con los que serían apropiados a los personajes en escena, por ejemplo, la frecuente presencia de la palabra ‘belleza’. Al realismo de la trama, corresponde una escenografía naturalista lograda, en la que se introduce con fantasía una cama matrimonial donde las dos parejas protagonistas viven sus inusuales cuitas: el marido mayor tiene relaciones con una adolescente que será la esposa del marido joven, hijo a su vez de la pareja mayor. No es un triángulo, es una raíz cuadrada de almas dolientes, en el que la supuesta abusada ama al supuesto abusador hasta el punto de seguir su malhadada senda. Y en el que flota una gran incógnita final: qué hay entre el hombre mayor y la adolescente hija de aquella otra adolescente ahora nuera suya con la que mantuvo esas relaciones que afligen de por vida a ambas parejas.

‘En julio de 2006 me pidieron en la International Residency del Royal Court
Theatre de Londres que escribiera una pieza a partir de un objeto que tuviera
simultáneamente resonancias políticas y personales. En mi búsqueda fui
desechando recortes de periódicos con noticias más o menos impactantes y
pequeños objetos personales sin más valor que el sentimental. Finalmente
encontré algo que tenía que ver con mi pasado: un olivar que, en esos
momentos, se encontraba bajo la amenaza de la especulación urbanística. Así,
en el pequeño recipiente lleno de tierra que viajó conmigo hasta la capital
inglesa, encontré el germen (la imagen de un hombre caminando hacia el ocaso
rodeado de perros enfermos y abandonados) que me impulsó a
escribir’, explica Mora.

Confesemos que lo que mas nos ha gustado de la obra es ‘Mozart’, el hermoso galgo negro que es para nosotros el verdadero protagonista. Un perro en escena, un perro vivo rodeado de perros moribundos, un perro que intentará evitar el suicidio de su amo, un perro que falta en la escena final al lado de la mujer joven que elige una clausura secular, para redondear el contenido triste de esta pieza, su esencia, esa tristeza difusa y existencial que es el más preciado de los sentimientos humanos, mucho más válido que esa alegría forzada y esa risa rebuscada que nos dicen que hay que a toda costa lograr. Sufre mientras puedas, que recomienda la madre a su hijo enamorado en ‘El amor en los tiempos del cólera’.

Mora apunta sólido. Piensa que el teatro es ese espacio donde aún podemos decir lo que no se podría decir en ningún otro lugar, y parece no ceder de momento a las formulillas de éxito fácil y mediocridad perpetua. Masó dirige con oficio y mantiene un exigente pulso con el espacio y el tiempo. Música -original y apropiada- destacable. Celso Bugallo y Mona Martínez convencen en los protagonistas, un viejo y una mujer desencantados, acres, sin la menor concesión a la amabilidad y a la ternura, así como son hoy día la mayoría de nuestros ciudadanos. Quizás el monólogo final ante la soga del hombre que ya no puede seguir arrastrándose, sea la parte menos cuajada del conjunto y la más necesitada de un tono algo más dramático. Quizás la mujer a veces tenga preguntas y respuestas un poco titubeantes. Pero Fele Martínez y María Antonia Rosso les ayudan con sus emocionantes presencias. Y la ‘teenager’ Pati Vallejo está a la altura de ‘Mozart’, lo cual es un gran piropo.

Teatro sin pretensiones, teatro con compromiso, teatro de reflexión y de emociones. Teatro.

Aproximación al espectáculo (del 1 al 10)
Argumento, 8
Texto, 7
Dirección, 7
Interpretación, 7
Realización, 8
Producción, 7

Mi alma en otra parte
de José Manuel Mora
Dirección, Xicu Masó
30 de marzo a 8 de mayo de 2011
Teatro Valle‐Inclán | Sala Francisco Nieva
Plaza de Lavapiés s/n, 28012 Madrid
Cetro Dramático Nacional
http://cdn.mcu.es/

Dirección Xicu Masó
Escenografía Paco Azorín
Vestuario María Araujo
Iluminación August Viladomat
Música original Eduard Iniesta
Ayudante de dirección Llàtzer García
Producción, Centro Dramático Nacional

Reparto (por orden alfabético)
Hombre mayor, Celso Bugallo
Hombre joven, Fele Martínez
Mujer joven, Mona Martínez
Mujer mayor, María Alfonsa Rosso
Niña, Pati Vallejo.

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Autor

José Catalán Deus

Editor de Guía Cultural de Periodista Digital, donde publica habitualmente sus críticas de arte, ópera, danza y teatro.

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