El dirigente castellano manchego y actual presidente de la Cámara Baja se mueve por el Congreso como si fuera suyo
El presidente del PSOE de Castilla-La Mancha, José Bono, ha hecho de su despacho del Congreso de los Diputados un verdadero laboratorio clínico en el que se analizan los candidatos que optan a la carrera por la sucesión de Zapatero como número uno del PSOE y candidato a las elecciones Generales de 2012.
El dirigente socialista castellano manchego y actual presidente de la Cámara Baja se mueve por el Congreso como si fuera suyo. Hace poco días tuvo que abortar un intento de montar una comida para sus 200 mejores amigos de su pueblo (Salobre, Albacete) en el palacio de las Cortes.
El acto, que era de carácter privado, se iba a celebrar un domingo y requería la presencia de todo el personal del Congreso: ujieres, seguridad, funcionarios… Pero éstos se quejaron puesto que no tienen ninguna obligación de trabajar un domingo, y menos para servir a Bono y a sus paisanos en una comida privada.
Bono quería llenar su estómago y el de sus amigos a costa del resto de españoles.
El secretario tercero de la Mesa del Congreso, Ignacio Gil Lázaro, es quien ha acusado al socialista de haber convertido «conscientemente» su «despacho institucional en un programa del corazón del PSOE» porque «la carrera de la sucesión de Zapatero PSOE le pierde» y «no se resiste a sacar cabeza mediática», aunque para ello tenga que olvidarse de la «discreción» a la que le obliga su cargo y arremeter contra la labor de otros parlamentarios.
Gil Lázaro replicaba así a las declaraciones realizadas por Bono tras el encuentro que ha mantenido en el Congreso con el ministro de Fomento y vicesecretario general del PSOE, José Blanco, en las que ha vinculado la ofensiva del PP contra Alfredo Pérez Rubalcaba, por el supuesto chivatazo a la red de extorsión de ETA y la negociación con la banda terrorista, con las posibilidades que tiene el también ministro del Interior de suceder a Zapatero como cabeza de cartel socialista.
«A juzgar por el modo en que preguntan, por quién y por cómo pregunta, la respuesta es verde y con asas», ha apuntado Bono, un comentario que ha irritado a Gil Lázaro, que precisamente es el encargado de interrogar a Rubalcaba por el «caso Faisán» desde hace meses en el Pleno del Congreso.
El diputado popular considera que el «numerito semanal» en su despacho -por el que ya han pasado Zapatero dos veces, Rubalcaba, José María Barreda y Blanco-, su intento de «deslegitimar desde los pasillos de la Cámara» el trabajo de parlamentarios que «son tan diputados como él» o sus «descalificaciones» al líder del PP, Mariano Rajoy, «llamándole el otro» cuando se viste de «mitinero de fin de semana», evidencian que Bono ha empezado a perder la brújula como presidente del Congreso.
Por eso le ha recordado, que cuando haga declaraciones debe «atenerse a las obligaciones» que acarrea ser la tercera autoridad del Estado, que ha de tener un «carácter arbitral». «Eso no cuadra para nada con su afán de hacerse hueco en los medios criticando a la oposición y sus iniciativas parlamentarias», ha avisado.
Pero los socialistas de Castilla-La Mancha parece estar bastante acostumbrados a hacer lo que quieren en el Congreso, confundiéndolo con su cortijo regional, donde hacen y deshacen a su libre albedrío. Prueba de ello es el trato que la diputada y esposa de Barreda, Clementina Díez de Baldeón, da a los ujieres, a quienes usa como verdaderos sirvientes.
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