Hello my dear friends!
Este mes toca hablar sobre esos personajes tan conocidos en el mundillo de los servicios cara al público como son los archimegafamosos Clientes Especiales, o Special Clients como diría el Mister Sakespeare (onomatopéyicamente hablando).
Dentro de la categoría de Cliente especial, estamos todos. Aunque Tú no te lo creas, también eres uno de ellos, lo que ocurre es que cada uno saca esa característica en diferentes servicios o momentos del día. Solemos criticar a algún tipo de estos cuando lo atendemos sin tener en cuenta ese GRAN detalle. O ¿es que te crees ser la última coca cola del desierto?
Es verdad, por otro lado, que hay algunos special clients que sacan Matrícula de honor en casi todos los servicios de atención a las personas. Son los más maniáticos, y se quejan de todo menos de ellos mismos. A la vez, son unos maniáticos de la limpieza extrema, vegetarianos radicales (cuando se enterarán que el ser humano es omnívoro), han dejado de fumar y ahora se quejan que en un garito de Rock hay alguien dándole al tabaco, suelen criticar a países pobres por su falta en el servicio (después de ir a ellos a meter su Willy entre las piernas de una linda jovencita a cambio de unos chocolates o perfumes comprados en Todo a 1 Euro), etc.etc.
Muchos casos o manías, en las que estoy seguro que alguna vez hemos sido los protagonistas de la historia, y con ello, amargar al que nos atendía. ¿Verdad?
Lo cierto es que cuando vemos de antemano a un cliente de estos, las orejas se nos ponen como a Tarzán cuando veía a Jane, con su modelito, agacharse a coger un euro del suelo. ¡Tiesas pa´rriba¡ y en estado de alerta. Pensando lo que vas a decir, en tus gestos y ademanes, para que en lo posible no se le vaya la olla al protagonista en cuestión.
La historia siguiente nos habla sobre una señora de esta categoría pero con muy buen corazón. Su manía era la de no estar segura que su animal había fallecido aunque le hubiesen certificado la muerte, como cuando no estamos seguros si hemos cerrado la puerta de casa al salir y volvemos para asegurarnos (o soy yo sólo).
La Sra. Angelina Roper es una asidua cliente del hospital. Tiene varios animales y encima cuida los gatos callejeros del vecindario. Hace unos años, cuando nuestro hospital era de 4 por 4, y sólo atendíamos a los animales de David el Gnomo, y aún éramos unos Drs.Doolitle pardillos (yo lo sigo siendo), esta buena señora nos convenció para quedarse a velar durante la noche a uno de sus gatos que se quedó hospitalizado. Se trajo una mantita, y se acostó a la vera de la jaula de su animal. Ella decía que no podía dormir sin estar a su lado. ¡Seguro que el gato no pensaba lo mismo!
Esa noche, el resto de los animales hospitalizados, y el Dr. Doolitle que estaba de guardia, no pudieron pegar una cabezada por los ronquidos de esa buena mujer. Nunca más se lo volvimos a permitir, y a pesar de su enojo, siguió trayendo a sus animales. Cuando le cobrábamos alguna consulta, nos solía dejar de propina unos 50 Euros “toma mi niño para que te tomes un café”. Que se creía, que me iba a tomar el café en un bar en Colombia. “No Sra. Roper, no es necesario”. Y le volvíamos a meter el billete en su abrigo, no sin algo de resistencia por su parte. Era un pedazo de pan. Sin embargo, cuando se moría algún animalito lo traía para confirmar su fallecimiento. Muchos de ellos eran gatos muertos por atropello, muchas veces, tiesos y más secos que la mojama. A estos, también los auscultábamos, tomábamos la temperatura, a alguno lo intubábamos y lo ventilábamos con el ambú…. Todo para que ella se quedara tranquila de que el animal ciertamente había fallecido.
Una noche que yo estaba de guardia, sobre las 3 de la mañana sonó el teléfono. Era la Sra. Angelina Roper y con voz de ultratumba, tipo Corleone, me dijo “oye mi niño, ¿tu estas seguro que Denzel ha muerto?” “Esta con los ojos abiertos y la lengua fuera como si tuviera sed”. De repente, que te digan eso nada más descolgar el teléfono y a esa hora, es un poco…ya saben ¿no? Y más cuando recordé a Denzel. Este era un gato negro que casualmente había atendido hacía unos 5 días, bueno realmente atendí su cadáver. Era unos de esos gatos atropellados, frío y tieso como una piedra. Ella se lo había llevado a enterrar. ¡PUES NO! Se lo llevó a casa y lo metió en la nevera porque no estaba segura de que estuviera muerto, y no lo quería enterrar “vivo”…. $What%&?¿¿nevera!!Ç$5días&??(esto último es un pensamiento mío).
Con voz más normal, le intenté explicar lo de los ojos abiertos en los animales muertos, los de los 5 días en la nevera, la consulta en la que confirmamos el fallecimiento…. Probablemente harta de oírme de decirle que Denzel estaba ya en el cielo de los gatos, me dio la razón y colgó el telephone.
La he vuelto a ver alguna vez más. La última hace poco. La atendió otro Dr. Doolitle, y volvía a traer otro gato reseco y más que muerto. Se me pasaron dos preguntas por la cabeza cuando la vi:
– 1ª “¿será ese gato el mismo Denzel de hace años?”
– 2ª “¿cuánto de grande será su nevera?”
Sin embargo, debido a aquel antecedente, ya no le permitimos que se lleve los cadáveres a su casa. La nevera de casa se usa para otras cosas. Con alguna excusa los dejamos en el hospital y nos deshacemos nosotros de los cuerpos. A veces, incluso le decimos que los curaremos y les encontraremos un dueño bueno que los cuidará bien. Sigue intentando dejarnos los 50 euros de propina para el café, pero con disimulo se lo solemos dejar en el bolsillo del abrigo. Espero que ese bolsillo no tenga un agujero hecho por sus gatos callejeros, porque entonces alguien afortunado estará hartándose de café por un tubo!!
Saludos Mey´s Club
(Pd. Un saludo a los Dr. /Dra. Doolitle “griegos”. Fue un placer. Esta es una de la fotos que tomé. Me imagino que como todos. Como sugerencia, me atrevería a aconsejar, que para la próxima reunión de Merial se invitase al amigo Jim para amenizar la cena (ver canción del mes). Nuevamente saludos y… ¡¡Arriba Poseidón!!