Malitas de los nervios, por J.C.Deus

90Inspiradas en las chirigotas del carnaval de Cádiz llegaron a Madrid tres mujeres autodidactas encarnando ese despliegue de sabiduría popular. Venían para actuar unos días y tuvieron meses de éxito. Así nacieron Chirigóticas que con esta ‘La maleta de los nervios’ presentan su segundo espectáculo profesional. De su propia experiencia y del mundo que las rodeaba hasta ayer, han captado con humor e ironía ese horizonte desconocido del ama de casa, encerrado entre la compra y la colada, los guisos y la plancha, el marido que viene a comer y los niños que vuelven del colegio. Diálogos tronchantes, coplillas graciosas, rimas y aires inconfundibles de una ciudad mágica, afincada en sus atavismos y doctora en paciencia milenaria.

El escritor Antonio Álamo se ha ocupado de la dramaturgia y de la dirección, partiendo de las letras de Ana López Segovia. Personajes y escenas nacen de la vida misma, sin acritud crítica ni aspiraciones de trascendencia. Mujeres que tienden la ropa, que dominan el arte de la cháchara, que conocen la ciencia de vivir en un vecindario de los de antes, protector y asfixiante al mismo tiempo, donde tu fisgas y siempre eres fisgado, donde los comentarios aparentemente más banales van cargados de retranca, donde se compite en un torneo interminable de celos, envidias, favores y cariños entremezclados.

92Lenguas afiladas sin llegar a viperinas contra las que sólo cabe esperar tu turno de lanzar una puya de hierro envuelta en una frase de terciopelo. El arte de sobrevivir y sacarle partido al sueldo comprando ofertas y oportunidades entre las distintas cadenas de supermercados. El estrecho borde entre ser una esposa perfecta y una ‘malita de los nervios’ atada a las pastillas y anclada en el sofá todo el día. Los niños, esos niños que hay que criar a las duras y a las maduras. El crudo realismo de algunos momentos, el disimulo permanente, el poner buena cara y el tirar siempre ‘p’alante’. Estas dos hermanas López y su amiga Teresa han encontrado una vía de escape exponiendo su mundo a otros aires donde fascina, sorprende y como mínimo divierte y entretiene.

De Antonio Álamo, el Centro Dramático Nacional programó ‘Cantando bajo las balas’ en 2008, una de las peores cosas que hemos visto en los escenarios en los últimos años. Decíamos entonces: ‘Antonio Álamo nació en Córdoba en 1964 y aunque es ya un adulto en toda regla, pertenece a una generación a la que cuesta madurar más que a la fruta de invernadero. Ocupan el poder en todas las facetas, pero lo hacen sin ideas propias. Los muchos premios que acredita, sólo confirman la situación lamentable de la cultura española durante la transición inacabada hacia ninguna parte. De Millán Astray, ha comprendido cero. Menos aún lo ha hecho el director, Álvaro Lavín, que ha agudizado la parcialidad del texto hasta convertirlo en un auto de fe cruel y deleznable. La escenografía es vieja y fea; la música, una banda sonora errática. El actor hace un gran esfuerzo, pero con ello sólo colabora a sesgar hasta lo inaceptable su versión del personaje’. La reseña de entonces está a su disposición ahora.

94Mejor es plagiar hoy la inventiva popular gaditana que emprenderla ayer de forma oportunista contra figuras históricas ya suficientemente vapuleadas. Mejor es burlarse hoy del aberrante mecanismo clientelar vigente en Andalucia, que darle vueltas a la manida guerra del 36.

Ana López Segovia, Alejandra López y Teresa Quintero hacen de ellas y eso las evita tener que ser grandes actrices: unas veces están bien y otras regular. Teresa se desdobla en una adolescente esperpéntica que produce risa para tapar el susto. Alejandra es la más auténtica, nuestra preferida de las tres siendo la menos agraciada en artes y letras. Ana rasguea una guitarra. Y las tres cantan como pueden, lo que colabora a la chirigota general.

39La escenografía no puede ser más cutre, el vestuario más espantoso, estamos en el puro género feísta que patentó Almodóvar y en el que no tenemos rival por esos mundos. ‘Nos reímos de nosotras mismas reconociéndonos en personajes creados a partir de la observación de la realidad que nos ha tocado vivir, sin panfletos ni hermetismos”, dice López Segovia. Álamo la escuchó actuar en un bar y ahí nació el proyecto. Han tratado de ‘descontextualizar la forma del carnaval gaditano y explorar sus posibilidades teatrales’. Lo han logrado, pero les queda mucho trabajo por delante para hacer un espectáculo de calidad. Ojalá se pongan al trabajo y desde las chirigotas gaditanas asciendan a las ‘chirigóticas españolanas’.

‘La maleta de los nervios’ es graciosa por fuera y brutal por dentro, como lo es el humor andaluz en sus distintas variantes. Sus personajes no son amas de casa más que por accidente, podrían ser oficinistas o camioneros, cualquier variante de esa monstruosa clase media que el desarrollo franquista creó y la transición democrática apuntaló de la más vil forma. Como ellas mismas han dicho, ‘no hacemos una parodia de la maruja con rulos, son personas con nombre y apellido’. No es desde luego una opereta gaditana, es un espectáculo de cabaré subvencionado por la Junta de Andalucía al que un escenario le viene un poco grande.

Aproximación al espectáculo (del 1 al 10)
Texto, 8
Música, 7
Dirección, 6
Interpretación, 7
Realización, 4
Producción, 4

Vídeoclip

Más información


LA MALETA DE LOS NERVIOS (CHIRIGÓTICAS)
Del 13 al 24 de abril de 2011
Teatros del Canal

Reparto: Alejandra López Segovia, Ana López Segovia, Teresa Quintero /
Dramaturgia y dirección: Antonio Álamo /
Letras: Ana López Segovia /
Espacio sonoro y música: Luis Navarro y Javier Mora /
Coreografía: Paloma Díaz /
Vestuario: Carmen Sánchez y Eunice García /
Diseño de iluminación: Luis del Valle
Producción: Verónica Sosa.

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Autor

José Catalán Deus

Editor de Guía Cultural de Periodista Digital, donde publica habitualmente sus críticas de arte, ópera, danza y teatro.

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