Paulino Rivero busca liar a los ciudadanos. Un día contradice a sus propios compañeros y líderes de Coalición Canaria en el sentido de que los canarios no tendrán que verse forzados a emigrar y, semanas después, olvidando sus propias palabras, plantea que los habitantes de las Islas, aquellos que no encuentren empleo en su tierra, tendrán que coger las maletas rumbo a la Península o a otros países, a gusto de consumidor
Afirma ahora Rivero que «si el turismo no funciona tendremos que volver a emigrar». Evidentemente, no se refiere a él, sino al resto de los ciudadanos. Asegura el candidato de CC que «esta situación ya se vivió en el Archipiélago en la década de los 80 del siglo pasado cuando Canarias contaba con una población de 1,3 millones de habitantes. Ello se debió a dificultades orográficas, fragmentación del territorio, la lejanía y la falta de materias primas».
No obstante, como buen estratega político, es capaz de decir una cosa y la contraria sin ponerse amarillo ni colorado. Si la gente tuviese que hacer las maletas y mandarse a mudar (como le gusta decir al cantante independentista Braulio), cómo se come que al mismo tiempo el presidente del Gobierno se descuelgue con esta afirmación: «Canarias está mejor que el resto de España y las Islas cerrarán con datos positivos en empleo el mes de abril. A pesar de esto, sí admitió el jefe del Ejecutivo que el paro es un drama en Canarias.
LA CONTRADICCIÓN
Sin embargo, fíjense en las palabras expresadas hace sólo algunas semanas por la misma persona. El candidato a repetir como presidente sostuvo que «tenemos un balance positivo que presentar, para el próximo 22 de mayo, en parar la destrucción de empleo y en empezar a generar empleo. Unos logros, aseguró, que han sido fruto del trabajo, la fe y la perseverancia en la defensa de los intereses de las Islas.
Aseguró que el Archipiélago sale de la crisis antes que España. Hemos sido, somos y seremos una garantía para que los canarios tengan posibilidades de futuro y no tengamos que emigrar». Las declaraciones son las que son, aunque se pretenda creer que se está administrando a una pléyade de desmemoriados.
