Ryanair, como era de esperar, comienza su chantaje al Gobierno de Canarias. El gran acuerdo que traía bajo el brazo Paulino Rivero con la compañía de bajo coste empieza a mostrar las primeras grietas. Por el momento, esta aerolínea ha pedido que se le retiren ciertas sanciones, entre ellas una de 30.000 euros por no atender una reclamación.
Este es el problema de ponerse en manos de una empresa dirigida por un presidente de ideas de poco fuste, auténticas machangadas por parte de Michael O`Leary, capaz de proponer el mayor de los disparates y, lo peor, administraciones públicas que se lo consienten.