Sí, reconozco que no es un titular demasiado…, no sé qué. Pero no tenía yo el cuerpo para titulares sofisticados, porque tras conocer los resultados electorales con la victoria del PP por goleada, me puse a bailar la rumba hasta altas horas de la madrugada; una hora menos en Canarias. Tenía otro titular, sí, pero por el estilo. Este: ¡Ea, ea, ea, Zapatero se la pega!
–Sí, desde luego no ha estado hoy usted muy fino con los titulares.
–Pero bailo muy bien la rumba, ya ve usted. Y también la canto. Escuche, escuche: ¡La donna è mobile, qual piuma al vento, muta d’accento, e di pensiero…!
–¡Eso no es una rumba!
–Ya lo sé, lo hice a posta, para ver si estaba atendiendo. Escuche, escuche, esta sí es una rumba: ¡Sabes mejor que nadie que me fallaste, que lo que prometiste se te olvidó… Sabes a ciencia cierta que me engañaste…! ¿Qué le parece…?
–Ya veo. Digo oigo. Mire, no es por nada, pero conozco a un psiquiatra muy bueno, que igual se interesa por su caso. Estoy seguro, vamos.
–¡Grosero!
Y ahora, por cortesía de patillas Macabeo contra el cabreo, de las que hemos despachado esta noche unos 250 kilos en distintas sedes del PSOE, conectaremos en diferido con las primeras reacciones del Desgobierno de Zapatero. Son las diez de la noche más o menos, lo siento pero el reloj no tiene pila, la perdió porque es un reloj muy irresponsable. Ya se tienen datos fehacientes de que el PP ha ganado en toda España con diez puntos de ventaja sobre el PSOE, y en la calle Ferraz, sede central de los socialistas en Madrid, hay un silencio sepulcral. En un rincón y con cara de circunstancias, de circunstancias adversas concretamente, están Pepiño Blanco, Elena Valenciano, Manuel Chaves, Elena Salgado y Leire Pajín. Habla doña Elena:
–Pues parece que mañana va a hacer buen tiempo…
–¡Coño, Elenita, encima recochineo no, ¿eh…?!
–Era para romper el hielo, Pepiño. No te pongas así.
De repente, o sea súbitamente, por la puerta del fondo entra el presidente Zapatero y toma la palabra:
–Señoras, señores, estoy totalmente anonadado.
–Con que estás anonadado… Vamos, hombre, anonadado dice que está el pollo.
–Oye Pepiño, a mi no me llames pollo porque…
–¿Por qué…? ¿Eh…?
–Porque se lo digo a Rubalcaba y te enteras.
–Venga ya. ¿Lo oyes, Leire?, el señorito dice que está anonadado.
–¿Y eso de estar anonadado qué es, Pepiño?
–Anda la otra. A ver si leemos un poquito prenda.
–¡Machista!
–Huy cómo está el patio.
–Bueno, ya está bien, no quiero peleas entre nosotros. Ahora saldré por la tele, y les diré a los españoles que la Tierra no es de nadie y solo pertenece al viento.
–¡Ah no, más mariconadas sí que no! ¡Hasta ahí podríamos llegar!
–Bueno, bueno. Pues les diré que el futbol es así. Felicitaré al PP por su victoria. Y reconoceré que nuestro partido ha sufrido un “retroceso amplio”.
–¡Amplio no, un retroceso del carajo! ¡Y por tu culpa!
–¿Quién ha sido el bellaco…? Que dé la cara, venga. Bueno, pues mañana todos sin postre. (…) Después añadiré que no pienso adelantar las elecciones generales, porque “el respeto de los tiempos y de los mandatos políticos me parece bueno para nuestro sistema democrático”.
–¡Menuda jeta!
–Ah, ¿pero ustedes van a seguir…? Dos días sin postre. (…) Y sí, le diré a la ciudadanía que no adelantaré las generales, porque este es un “momento trascendente” para terminar las reformas que he emprendido.
–¿Qué reformas, jefe…?
–Los baños de La Moncloa precisamente, que están hechos un asco por culpa de los gobiernos de Aznar. Les voy a cambiar los azulejos y las cortinas. Ah y también voy a reformar el jardín, voy a poner geranios en el jardín. ¿Qué les parece…? Y algún que otro rododendro. Y con estas reformas, pues podremos “alcanzar cuanto antes la recuperación económica y el empleo”, porque pienso contratar a dos albañiles o albañilas para la reformas. Y a un jardinero o jardinera. Y el año que viene, barreremos en las generales y volveré a ser presidente… Ah no, que me habéis echado de candidato presidencial. ¡Malagradecidos! ¡De malagradecidos está el infierno a reventar!
