Tofiño clausuró de manera irregular un cementerio para abrir otro que carecía de los permisos sanitarios pertinentes
Hay veces que la realidad supera la ficción, y el exalcalde socialista de Illescas (Toledo) ha hecho muchos logros para que los ciudadanos de su municipio no den crédito a lo que está pasando en su Ayuntamiento.
Periodista Digital saca en exclusiva otro escándalo que pone en entredicho al polémico socialista toledano:
Mientras los partidos políticos de Illescas buscaban votantes en los días de campaña electoral, el por entonces regidor socialista de la localidad y presidente en funciones de la Diputación provincial, José Manuel Tofiño, se olvidó de salir a buscar el voto y se dedicó a dar órdenes al técnico informático del Ayuntamiento para que formateara los ordenadores en los que se recogía la información de algunas de las concejalías de más peso, como la de Obras y Urbanismo.
Después de 16 años gobernando en Illescas y 8 en la Diputación de Toledo, Tofiño ha perdido sus cargos políticos de un plumazo. La abstención del único edil de Izquierda Unida que salió elegido el 22-M hizo que el PP se llevara el Ayuntamiento, ya que ‘populares’ y socialistas están empatados a números de concejales, pero fueron los primeros los que obtuvieron mayoría de votos y, en consecuencia, han podido gobernar.
Illescas es un municipio de 24 mil habitantes que se encuentra a media hora de Madrid y que durante el boom inmobiliario fue uno de los municipios de Europa que más creció. Tofiño ha gobernado en su cortijo durante mucho tiempo a su gusto, pero también ha generado numerosas polémicas que le han costado la silla presidencial del Ayuntamiento:
Uno de los escándalos recientes más sonados que demuestra cómo es el exalcalde socialista de Illescas se produjo a raíz de un aviso que hizo a los servicios de limpieza municipales para que sacaran el agua que se había estancado en su garaje después de unas fuertes lluvias. En vez de ordenar que se ayudara a todos los vecinos afectados, se limitó a que los empleados públicos –que pagan todos los ciudadanos– sacaran brillo únicamente a su domicilio. Estos empleados tuvieron que ir a la casa de Tofiño en horario de trabajo, aparcando sus responsabilidades.
Pero también ha cometido otras chapuzas de gran calibre que han afectado considerablemente a los vecinos: la construcción de una nave tecnológica a escasos metros de una zona de viviendas residenciales, el cierre irregular de un cementerio y la consecuente apertura de otro que carecía de los permisos sanitarios pertinentes. Así es Tofiño, un político que en breve tendrá que dejar su cuestionada labor gubernamental para volver al colegio donde presumiblemente impartirá clases a niños de primaria.