Frescor de paisajes para el verano del Prado, por J.C.Deus

11. Paisaje con los funerales de Foción, PoussinEl Museo del Prado se convierte en un oasis para madrileños y visitantes durante este tórrido verano. Buena idea exponer paisajes y buena razón para hacerlo esta muestra temporal, de nombre complicado -‘Roma. Naturaleza e Ideal. Paisajes 1600-1650’- pero contenido espectacular: 80 cuadros pintados en la Roma barroca del siglo XVII -algo así como el París del XIX o el Nueva York del XX- que cuentan la historia de cómo el paisajismo se convirtió en género respetado en la pintura occidental, del conjunto internacional de pintores que lo protagonizaron, de los procedimientos y planteamientos de que se sirvieron, de sus variantes, de unas aportaciones que le van a encantar mientras refrescan su mente. Una inmersión en el verdor de la naturaleza, un placer escudriñador por escenas cotidianas y recreaciones míticas, un voluntario y reparador pararse unos minutos ante cada obra. Contemplar, relajarse añorando mundos soñados, obtener renovadas energías de la sempiterna belleza. Podrá discutirse el papel de los museos, pero mientras tanto, aprovechemos su bendita existencia.

Estamos en en Roma, convertida en la primera mitad el siglo XVII en el gran centro artístico internacional y asistimos al nacimiento del género moderno del paisaje a través de los fondos del Louvre y del Prado enriquecidos por obras procedentes de 45 museos y colecciones de todo el mundo. Es la selección más importante presentada nunca. Tres expertas italianas presentaron la idea al director adjunto del Prado que la adoptó y presentó al Louvre como motivo de colaboración entre los dos museos más prestigiosos del mundo. Los franceses vieron además la oportunidad de reivindicar a sus maestros Claudio de Lorena (1600-1682) y Nicolas Poussin (1594-1665). Y Andrés Úbeda de los Cobos, Jefe de Conservación de Pintura Italiana y Francesa del Prado incorporó la Galería de Paisajes del palacio del Buen Retiro que encargara nuestro rey Felipe IV, (con mayor protagonismo en su visita en Madrid que anteriormente en su estancia en París), con aportaciones de la colección del Museo normalmente no expuestas, además de una obra del napolitano Salvator Rosa cuya restauración ha permitido considerarla parte de la Galería original.

6.Paisaje con bañistas, GuercinoTal como el Museo propone, para situar el contexto de la exposición es necesario conocer que a principios del siglo XVII, Roma se había convertido en un laboratorio de experimentación e intercambio de ideas entre artistas de diferentes nacionalidades. Italianos, franceses, holandeses, alemanes o españoles trabajaron simultáneamente en el mayor centro cultural de Italia, atraídos no solamente por la impresionante arquitectura de sus monumentos sino por las variaciones estilísticas sobre el tema del paisaje que ofrecía el evocador entorno.

Hasta finales del siglo XVI, los paisajes fueron considerados un género menor por parte de los teóricos del arte y en ocasiones fue tratado como una especialidad relegada a los pintores que llegaron a Italia desde el norte de Europa. En Roma coincidieron diferentes tradiciones que durante el siglo XVI habían constituido las tendencias más significativas de este género pictórico: los paisajes arqueológicos de Polidoro da Caravaggio y Rafael, así como los fondos más naturalistas y poéticos de obras de Giorgione o Tiziano, que algunos de los grandes coleccionistas romanos mostraban con orgullo.

PD.19-1974Fue Aníbal Carracci quien elaboró el prototipo del paisaje armónicamente estructurado, que a finales del siglo XVII mereció el calificativo de clásico. El ejemplo de Carracci fue posteriormente desarrollado por sus discípulos boloñeses, como Domenichino o Francesco Albani, quienes enriquecieron el género con referencias literarias. Paul Bril, por otro lado, aportó la creación de variantes como el paisaje marino, pequeñas escenas de género o paisajes con topografía precisa. De esta manera, él y otros artistas procedentes de Amberes, como Jan Brueghel o Sébastien Vrancx, modernizaron en Roma la tradición de la pintura de Amberes del siglo XVI a través del contacto con el paisaje italiano.

Otro factor importante en el desarrollo de la pintura de paisaje reside en la presencia en Roma entre 1610 y 1620 del alemán Adam Elsheimer, quien introdujo en sus paisajes pequeños personajes y otros aspectos como referencias literarias, así como la tensión dramática propia de los grandes cuadros de historia. Su pasión por los efectos atmosféricos y las variaciones lumínicas constituyen un antecedente importante para el paisaje naturalista de Bartholomeus Breenbergh, Cornelis van Poelenburgh y Filippo Napoletano, que inspiraron también a pintores como Carlo Saraceni y Orazio Gentileschi, todos ellos presentes en la exposición a través de obras imprescindibles en sus respectivos catálogos.

13. Vista de la Villa Medici, VelázquezEspecial importancia tienen las dos secciones dedicadas respectivamente a Claudio de Lorena y a Nicolas Poussin, los dos máximos representantes del Género, cuyas obras respectivas permiten el paso definitivo de género menor, a una pintura de prestigio reconocido, dotada de características específicas que señalan su singularidad como género. Junto a ellos se expondrán piezas de otros pintores franceses como Jean Lemaire, quien rápidamente fue valorado en el mercado del arte por sus perspectivas arqueologizantes, o Gaspard Dughet, cuyas ensoñaciones románticas causaron un fuerte impacto en futuros paisajistas, como Courbet.

Son seis las secciones de la exposición: una primera dedicada a Annibale Carracci, Paul Bril, Adam Elsheimer, seguida de la evolución del paisaje boloñés por los discípulos de Carracci, y la evolución del paisaje nórdico y su proyección europea. A continuación la impresionante Galería de Paisajes del palacio del Buen Retiro, y finalmente las salas de Claudio de Lorena y Nicolas Poussin.

14. Paisaje con Psique, Bril y RubensAconseja el comisario Úbeda detenerse pausadamente ante cada cuadro y mirarlo bien durante unos minutos. A menudo no miramos bien las exposiciones, la calidad y la cantidad nos sobrepasan y nos abruman. Hay que tomarse tiempo y esta exposición es un buen aprendizaje porque la recompensa es inmensa. Inmediatamente aparecerán un sinfín de emocionantes, de sorprendentes, de inimaginables detalles que van a significar un prodigioso viaje desde la minuciosidad efervescente de las pequeñas tablas al impacto de los grandes formatos, especialmente verticales, que aparecen por vez primera en esta época. Veremos un Campidoglio romano convertido en puerto de mar, mitos clásicos ambientados en fantasiosas recreaciones arquitectónicas, paisajes naturalistas, bucólicos, épicos; ruinas imponentes cercadas de maleza, riscos imposibles.

Conforme la humanidad ha ido arrinconando a la naturaleza, el género pictórico del paisaje -evocador, penitencial, nostálgico- nos es más grato, más esencial, como medicina emocional e intelectual frente a una realidad más y más penosa. Estos paisajes barrocos son un oasis reparador en pleno estío.

2. Ulises devolviendo a Criseida, Claudio de LorenaAproximación a la exposición (del 1 al 10)
Concepto: 7
Despliegue: 7
Comisariado: 7
Interés: 7
Atractivo: 8

Todo sobre la exposición

MUSEO DEL PRADO
‘Roma. Naturaleza e ideal. Paisajes 1600-1650’
5 de julio – 25 de septiembre 2011
Comisariada por Andrés Úbeda de los Cobos
Organizada por Museo Nacional del Prado y Musée du Louvre.

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Autor

José Catalán Deus

Editor de Guía Cultural de Periodista Digital, donde publica habitualmente sus críticas de arte, ópera, danza y teatro.

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