Calles y plazas, monumentos y ruinas, palacios y vecindarios, el paisaje urbano puede parecer el pariente pobre del género pictórico paisajístico, pero pintores grandes y pequeños no sólo salieron al campo fascinados por la naturaleza sino que tuvieron una mirada penetrante hacia los edificios y los entornos urbanos que a partir del medioevo fueron agrupando más y más gente hasta llegar en la actualidad a superar en habitantes a los territorios rurales. El Museo Thyssen‐Bornemisza y la Fundación Caja Madrid presentan ‘Arquitecturas pintadas’, un gran despliegue de 140 cuadros, desde el Renacimiento al siglo XVIII, en los que el edificio, los edificios, son sujeto y/o predicado de la obra de arte, decorado y/o escenario de la presencia humana.
De 1310 a 1837, cinco siglos de pintura, apoteosis de la figuración, placer sin complicaciones, obras sin enjundia, espectadores satisfechos. Una idea de partida muy simple; una realización discreta; una enorme exposición que se recorre como un paseo, sin tener que cavilar ni leer prolijas explicaciones. El Thyssen aplica la máxima de Ignacio de Loyola, ‘‘En época de desolación, no hacer mudanza’. El público quiere disfrutar. Y el primer día de apertura llenaba las salas. Constancia, persistencia, calma. Pío Díaz de Tuesta, director de la Fundación Caja Madrid, que son los que aportan el dinero que todo esto cuesta, insistió especialmente en el dificilísimo momento que afronta el mecenazgo cultural, sin que llegara a insinuar que esta colaboración tan intelectualmente productiva entre ambas instituciones – ‘Arquitecturas pintadas’ es la 17ª exposición conjunta- pueda ver comprometida su continuidad.
Comisariada por Delfin Rodriguez, catedratico de Historia del Arte de la Universidad Complutense de Madrid, y Mar Borobia, jefe de conservación de Pintura Antigua del Museo Thyssen Bornemisza, la exposición reúne prestamos de los Museos Vaticanos, la National Gallery of Art de Washington, la Galleria degli Uffizi, el Museo del Prado o, muy especialmente, Patrimonio Nacional. ‘El objetivo es mostrar al publico la evolución de estos decorados o escenarios arquitectónicos y el abanico de matices que contribuiría a su independencia como genero ya en el siglo XVIII’.
No pocos pintores tanto de la órbita mediterránea como del norte de Europa optaron por captar el emerger de la ciudad, el testimonio de las ruinas del pasado, la vitalidad urbana. Están presentes Canaletto, Giovanni Paolo Panini, Tintoretto, Gaspar van Wittel, Hubert Robert, Maerten van Heemskerck, Hans Vredeman de Vries, Duccio di Buoninsegna… Unas veces pintaban edificios fabulosos, inspirados en narraciones de viajeros, antiguos o modernos, o en textos de origen religioso o profano; escenarios y arquitecturas cargados de resonancias y símbolos sagrados o políticos, emblema de ciudades y naciones, o en recuerdo o exaltación de triunfos y viajes. Otras veces pintaban edificios en construcción o contemporáneos de la pintura, introduciendo el propio proceso de edificación en lo representado, maquinas, instrumentos, operarios; pintan también ruinas, identificadas en escenas religiosas con la destrucción de un pasado pagano sobre el que se levanta la nueva arquitectura del
cristianismo o la representación de los órdenes arquitectónicos clásicos como símbolo del nuevo orden del Humanismo.
El recorrido se organiza siguiendo un orden cronológico y temático al mismo tiempo, con una primera parte en las salas del Thyssen, que abarca los siglos XIV al XVII, una época en la que la pintura de arquitecturas y vistas de ciudades era casi marginal, pero en la que con frecuencia se utilizan como fondos de las escenas religiosas, históricas, mitológicas, y van cobrando cada vez mayor protagonismo, hasta llegar a su triunfo como genero independiente en el siglo XVIII, segunda parte en la Fundación Caja Madrid. Ocho salas en el Thyssen y cinco en la Fundación.
La primera, ‘La arquitectura como escenario’, recoge obras tempranas de temática religiosa, al igual que ‘Perspectiva y espacio’. Destaquemos el temple y oro sobre tabla de menos de 50 centímetros de lado que abre la exposición y nos retrotrae emocionadamente a 1310, hace 700 años.
Los dos capítulos siguientes,’La ciudad histórica: memoria y ruinas’ y ‘La ciudad ideal’, introducen el componente simbólico, la ensoñación, el recuerdo, la emoción o la fantasía en paisajes arquitectónicos ideados por diversos artistas. Palpitante el ‘Autorretrato con el Coliseo al fondo’, de Maerten van Heemskerck, que tiene la virtud de ser el único de la exposición. Casi posmoderna, la ‘Vista de una ciudad’ (soñada) atribuida a Girolamo da Cotignola.
A continuación, en ‘Arquitecturas y ciudades legendarias’ destaquemos, cómo no, una ‘Torre de Babel’, la de Lucas van Valckenborch, y en ‘Arquitecturas imaginarias y fantasticas’ el ‘Capricho arquitectónico’ de Francisco Gutiérrez Cabello. Ambas secciones tratan de viajes reales e imaginarios, viajes en el tiempo o en el espacio que conducen a la representación de lugares históricos o legendarios; edificios, ruinas o ciudades enteras surgidas en parte o por completo de la imaginación del pintor.
La sala octava, en la que termina el recorrido en el Thyssen, se denomina ‘La ciudad moderna como metáfora del poder’ y en ella no podemos menos que pararnos ante la ‘Vista de la plaza Navona’ de Viviano Codazzi.
Tras recorrer el kilómetro escaso que nos separa del segundo espacio expositivo, aprovechando para mirar más atentamente a la ciudad real -Congreso de los Diputados, Carrera de San Jerónimo, Puerta del Sol, Calle Arenal-, entramos en ‘Ciudades del Gran Tour’, aquellas imprescindibles para los pocos turistas del siglo XVIII, Venecia -la más retratada-, Roma de nuevo, con las famosas telas de Gaspar van Vittel que nos llevan al Castelo de Sant Angelo, a la Piazza del Popolo, a Via Giulia-, el fabuloso Nápoles de la Corona española, hasta París, Londres y Viena. Destacable la inclusión madrileña con vistas de la calle Alcalá y de la calle Atocha de Antonio Joli realmente sugerentes. Compárese la calle Atocha y la piazza Navona entonces y ahora. Véase como ha cambiado (para peor) aquella y como se mantiene idéntica (para mejor) ésta.
En el espacio dedicado a ‘Caprichos arquitectonicos’, ciudades reales y monumentos históricos se mezclan con lugares y edificios fantásticos o imaginarios, en ocasiones vinculadas con nuevas ideas artísticas y arquitectónicas o a mensajes iniciáticos. Lo mismo ocurre con el tema de las ruinas, otro subgénero del paisaje arquitectónico que tuvo una gran difusión en el siglo XVIII y que en la exposición se recogerá en el capitulo ‘La poetica de las ruinas’. El recorrido termina con un conjunto de grabados de Giovanni Battista Piranesi.
Se trata de una exposición donde se ha primado la visibilidad y la comprensión fáciles. Está poblada de autores anónimos y desconocidos que forman un coro potente. La simpleza del montaje realza la impresión del conjunto. Los visitantes saldrán más sensibles a la belleza de la arquitectura, a su enorme poder de crear buenas o malas vibraciones en los ciudadanos, a la necesidad de admirar lo que conservamos del pasado y de cuidar más lo que dejaremos al futuro.
Desde el 13 de octubre, el Palacio de Villahermosa tiene una nueva iluminación. Las tres fachadas del edificio han cambiado de aspecto nocturno, con un nuevo tono de luz llamado ‘Blanco Lunar’, elaborado especialmente para el Museo, todo ello patrocinado por Endesa. Hasta ahora, la iluminación se limitaba a los balcones de las plantas primera y segunda y a la entrada en la planta baja: se han ampliado las zonas iluminadas (triplicadas las luminarias), y sin embargo se ha reducido un 16% el gasto total de electricidad.
Aproximación a la exposición (del 1 al 10)
Interés: 8
Despliegue: 8
Comisariado: 8
Arquitecturas Pintadas. Del Renacimiento al siglo XVIII.
Museo Thyssen Bornemisza y Fundacion Caja Madrid.
Del 18 de octubre de 2011 al 22 de enero de 2012
Comisarios: Mar Borobia y Delfin Rodriguez.
Comisaria tecnica: Dolores Delgado.
Museo Thyssen Bornemisza, Paseo del Prado 8, 28014 Madrid.
Fundacion Caja Madrid, Casa de las Alhajas, Plaza San Martin, 1, 28013 Madrid.
Horario: de martes a domingo de 10.00 a 19.00.