Un espectacular tiro del tunecino Lassad desnivela el derbi

El Depor tumba con un golazo a un buen Celta

El equipo vigués tuvo ocasiones para puntuar pero recibió el golpe definitivo justo después del gol de Orellana

El Depor tumba con un golazo a un buen Celta
El Deportivo vence al Celta. EFE

Después de tres derrotas consecutivas en los derbis, el Deportivo recuperó ayer la hegemonía de los clásicos gallegos al derrotar al Celta en Riazor en un partido vibrante y con un ambiente de lo que fue, una fiesta del fútbol.

La victoria, al margen de los piques entre Norte y Sur, sirve para que los de Oltra den caza a los celestes en la clasificación y miren al futuro con optimismo tras las dudas que le han acompañado en este primer tramo de la Liga.

Escribe Luis de la Cruz en AS que el hombre del partido fue Lassad, que decidió el derbi con un misil tierra-aire que llevó la locura a un Riazor que se llenó y dio todo su colorido a un derbi que fue un poco más grande por la presencia de 2.000 aficionados del Celta en las gradas.

La noche fue muy pronto blanquiazul, ya que Riki tardó sólo cuatro minutos en abrir la lata con una genialidad. El madrileño recibió un centro de Saúl y se sacó un taconazo de oro de la manga para superar de una tacada a Yoel y Jonathan Vila. Poco más podían hacer, la verdad.

Pocos minutos después Riki tuvo que dejar el partido lesionado. En el cambio le debió de entregar a Lassad el duende, porque casi una hora más tarde el marsellés decidió el encuentro con otra obra maestra.

El gol tranquilizó a los de Oltra y espoleó al Celta, que había salido a Riazor con toda su artillería: Aspas, Bermejo, De Lucas y David. En el atrevido plan de Herrera no entraba encajar un gol tan tempranero y eso le valió al Deportivo para replegarse con calma, criterio y eliminar la trepidante velocidad en ataque con la que los celestes suelen desarbolar a los rivales.

Quizás por esa ansiedad, Oubiña y Álex López descuidaron la marca sobre Valerón, que cada vez que contactaba con el balón transmitía serenidad y criterio a todos sus compañeros.

La batuta del Flaco funcionó, en parte porque ayer en el pivote estaba otro jugador que la sabe tocar: Juan Domínguez. El gallego dio por primera vez en la temporada sentido al doble pivote de Oltra y eso lo agradeció el equipo.

Por ahí, y por un Salomão que le hizo un traje a Oier durante toda la noche, llegaban las acometidas de un Depor seguro con la ventaja.

Pero el Celta no se desesperó, todo lo contrario. Aún sin muchos espacios, comenzó a buscar a Aranzubía. Primero fue Aspas, luego David, al que el meta riojano le sacó una doble oportunidad muy clara.

La insistencia se convirtió en acoso en los últimos quince minutos del primer tiempo, y en el tramo final casi llega el derribo. Aspas volvió a la carga, luego Bermejo en la más clara de todas, y finalmente David tras un genial pase de De Lucas. La triple ocasión llegaba en el descuento y Riazor respiró aliviado cuando López Acera, que solventó el partido con dignidad, decretó el descanso.

El segundo tiempo comenzó con polémica por un posible penalti a Juan Domínguez y un disparo de Lassad, pero el Celta volvió a insistir. De nuevo lo intentó Aspas, que no tuvo la gran noche con la que soñaba, y luego De Lucas de falta, pero siempre estaba Aranzubía.

Frenesí final.
Como el marcador no se movía, Herrera tiró de arsenal y sacó a Orellana para demostrar que las opciones ofensivas de este equipo son infinitas. El chileno cambió el partido con su velocidad y verticalidad y, tras un par de avisos, batió a Aranzubía en una gran jugada personal.

Quedaba un suspiro para terminar el partido y el Celta abrazaba a un nuevo héroe que tardó un minuto en convertirse en villano cuando perdió el balón a pies de Laure. El lateral, incansable toda la noche, contactó con Lassad y a partir de ahí comenzó el delirio en un Riazor entregado.

El gol del delantero marsellés da tres puntos y estima al Depor, pero el Celta se marcha con la cabeza muy alta. Lo bueno es que los dos están en la parte alta de la clasificación y tienen mimbres para pensar que el derbi de Riazor de la próxima temporada se debe disputar en Primera.

Pero antes de eso habrá revancha en Balaídos allá por el mes de abril. Espera otra fiesta del fútbol gallego y eso, después de lo visto ayer, es una gran noticia para todos.

AMBIENTAZO Y LEVES SUCESOS
Riazor vivió ayer un ambiente de noche grande. El estadio registró un lleno total con más de 2.000 aficionados celestes en las gradas y un espectacular mosaico de la afición del Depor.

Antes del encuentro hubo leves incidentes que acabaron con la luna rota de un autocar de seguidores del Celta y cargas policiales. En el partido, también hubo bengalas.

 

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