El término Países Catalanes surgió durante la Renaixença, el movimiento romántico de la segunda mitad del siglo XIX que dio lugar al nacionalismo catalán –hasta entonces inexistente–, y su significado original se circunscribía únicamente al ámbito cultural, pretendiendo denominar con ese sintagma a los territorios en los que se hablaba catalán.
En las últimas décadas los movimientos pancatalanistas –debidamente subvencionados– han tratado de recuperar el término y darle un cariz político, convirtiéndolo en un mantra, en el objetivo último de la construcción nacional catalana.
Un proyecto que incluye Cataluña, la Comunidad Valenciana, las Islas Baleares, Andorra, el Rosellón francés, la Franja de Aragón, la comarca del Carche (Murcia) y la ciudad de Alguer (en Cerdeña, Italia).
SIN VALENCIA, NO HAY INDEPENDENCIA
«Sense València, no hi ha independència» («Sin Valencia, no hay independencia», en castellano), es una de las consignas que más se repiten en las manifestaciones independentistas que se celebran en Cataluña, recogiendo de forma paradigmática la importancia que los nacionalistas otorgan al hecho de que una supuesta secesión de Cataluña debería incluir, por anexión, la totalidad de territorios que forman los llamados Países Catalanes.
Pero, ¿realmente el proyecto político de los Países Catalanes tiene aceptación entre la población? Los resultados en las elecciones generales de este domingo, en esos territorios –menos los de Aragón, Murcia, y obviamente de Francia y Andorra–, de los partidos que, en mayor o menor grado, tienen esta aspiración (CiU, ERC, ICV-EUiA-EUPV-EUIB y Compromís-Verds-PSM), comparados con los que están en contra (PP, PSOE-PSC y UPyD) muestran que la realidad está lejos de los Países Catalanes.
El partido más votado el 20N en los llamados Países Catalanes ha sido el PP, con 2.321.075 votos, el 40,9% del total de las fuerzas que han conseguido representación en el Congreso. Le sigue, a cierta distancia, el PSOE-PSC, con 1.742.358 sufragios, el 28,26% del total; y en tercer lugar se ha situado CiU, con 1.014.263 votos, el 16,45%.
De tal forma que los partidos que no quieren saber nada de un supuesto proyecto político de los Países Catalanes han acumulado el 69% de los votos de esos territorios y el 73% de los congresistas, mientras que las formaciones nacionalistas y pancatalanistas han recibido el apoyo del 31% de los votantes y el 27% de los diputados.
TAMBIÉN EN LAS MUNICIPALES
Por CCAA, en Cataluña, a pesar de la victoria de CiU, las fuerzas claramente no secesionistas (PSC, PP y UPyD) siguen sumando la mayoría de los apoyos (el 52% de los votos a partidos con respresentación en el Congreso, y 25 de los 47 congresistas de la Comunidad), frente al 48% de las fuerzas abiertamente nacionalistas o secesionistas (22 congresistas).
En las Islas Baleares, los partidarios de los Países Catalanes han recibido el apoyo del 14% de los votantes, frente al 86% de los votos que han sumado los no nacionalistas. Y en la Comunidad Valenciana la diferencia todavía es mayor: PP, PSOE y UPyD han sumado el 88% de los votos, frente al 12% alcanzado por las formaciones nacionalistas.
Una cosa similar ocurrió en las elecciones municipales de mayo pasado, donde los partidarios de la creación de los Países Catalanes como entidad política obtuvieron el 35% de los votos, frente al 65% del resto de fuerzas políticas.