Alrededor de 300.000 catalanes no tendrán ningún ingreso al mes en un plazo de seis meses, tras agotar la prestación del paro o haber dejado de recibir la renta mínima de inserción (RMI) que entrega la Generalidad.
Esta cifra la ha aportado la delegación catalana de la Cruz Roja y queda recogida en el segundo informe del Observatorio de la Vulnerabilidad, presentado ante la prensa este jueves 29 de diciembre de 2011.
El coordinador de la entidad, Enric Morist, ha considerado que se trata de un «dato terrible», y ha recordado que actualmente ya son 200.000 las personas en esta situación, que se agrava, en la línea de lo defendido por otras entidades e incluso el obispo de Lérida —El obispo de Lleida denuncia el alarmante crecimiento de la pobreza–, y se advierte que que la red de apoyo familiar empieza a dar señales de agotamiento.
«LA DIGNIDAD NO ES SOLAMENTE COBRAR 400 EUROS»
«Es necesario garantizar un mínimo de subsistencia», ha señalado Morist, que ha precisado que muchas de estas personas tienen entre 20 y 30 años, viven en casa de sus padres y no tienen nada que hacer; aunque también los hay que tienen personas a su cargo, y por tanto la cifra de población total sin ingresos es, en realidad, superior.
Por su parte, Josep Marquès, presidente de Cruz Roja Cataluña, ha defendido la necesidad de redefinir las prestaciones sociales públicas para ligar las ayudas a algún tipo de «retorno social», para intentar así que miles de personas no se queden en el camino de la inactividad y logren un ancla con la sociedad que les aleje de la marginación.
«La dignidad de una persona no es solamente cobrar 400 euros, aunque esto no esté garantizado», ha insistido Morist, además de evidenciar que está demostrado que aquellas personas a las que se les ofrece un acompañamiento tienen más posibilidad de revertir su situación.
ENCUESTADOS AFECTADOS
La ONG ha recordado que los datos del segundo informe del Observatorio de Vulnerabilidad se han extraído de 634 encuestas, realizadas entre octubre y noviembre, de las que la mitad de las personas eran usuarios de la Cruz Roja desde hace medio año y la otra mitad ha seguido recientemente algún curso de ocupación.
Los datos muestran que la mitad del primer grupo cree que su situación ha empeorado en los últimos seis meses tras perder alguna prestación, aunque también es cierto que un tercio de las familias con personas menores de edad reciben una beca comedor y la han mantenido, lo que para Marquès es una señal positiva.
Entre el segundo grupo son el 35,8% los que piensan que su situación ha ido a peor, pero son una amplia mayoría los que sienten que con una mayor formación su situación mejorará, lo que además avalan los datos estadísticos.
«AGOTAMIENTO» DE LA AYUDA FAMILIAR
A pesar de todo, entre los usuarios que llevan más de seis meses en Cruz Roja, se ha detectado que los que reciben apoyo de su red familiar ha disminuido desde el 22% al 17%, lo que representa un «agotamiento» fruto de la duración que está teniendo la crisis económica y la cronificación del paro.
Marquès ha recordado también que la mitad de la gente que lleva más de un año sin trabajo manifiesta tener algún problema de salud, y ha insistido en que dejar a una persona sin ninguna conexión con la sociedad, a pesar de recibir una prestación, es contrario a la dignidad individual.
Por ello, ha insistido en la idea de «recuperar personas para la sociedad» junto con otras organizaciones y las administraciones públicas, si bien ha reconocido que es una tarea muy complicada.