La estrategia del nacionalismo catalán pasa por internacionalizar lo que califican como «conflicto» con el resto de España —CiU: con el ‘New York Times’ dando y al PP rogando— y por trasladar al resto del mundo su particular visión de la historia, en muchas ocasiones, como en este caso, errónea.
Desde hace unos años, este es uno de los objetivos de CiU. Y así lo está demostrando Artur Mas (CiU), presidente autonómico, que aumentó el número de viajes al extranjero nada más llegar a la Generalidad de Cataluña para participar en foros internacionales e inició un cambio de actitud respecto a sus predecesores en el cargo, promoviendo entrevistas con medios foráneos.
«LA PRIMERA VÍCTIMA DEL NACIONALISMO, LOS HECHOS HISTÓRICOS»
En este contexto, el pasado 16 de enero de 2012, el Financial Times publicó una entrevista con Mas —Catalonia demands new deal from Spain— y, en el texto del periodista, Victor Mallet –corresponsal en Madrid–, se deslizó una comparación entre Cataluña y Escocia alejada de la realidad histórica: «Escocia y Cataluña perdieron su independencia respecto a sus vecinos más grandes con cinco años de diferencia a principios del siglo XVIII».
Esta afirmación generó algunas críticas recibidas en la sede del diario británico y una de ellas firmada por Tom Burns Marañón —When historical facts are obscured by nationalism–, periodista y ensayista hispano-británico y ex colaborador de, entre otros, Financial Times, The Washington Post, Newsweek, Expansión y El Mundo, que se publicó este lunes, 30 de enero de 2012.
Burns indica que la citada afirmación de Mallet «ha molestado a muchos lectores de Financial Times aquí [en Madrid], aunque quizás no en Barcelona», y lamenta que «en España, gracias a Cataluña y al País Vasco, sabemos que la primera víctima de la política nacionalista son los hechos históricos».
ESPAÑA UNIDA, POR LO MENOS, DESDE 1469
«Artur Mas, el presidente nacionalista de Cataluña, parece haber vendido a su corresponsal una mentira, aunque forme parte de la mitología nacionalista», subraya Burns en la carta publicada.
El periodista recuerda que Mallet «se refería al Acta de Unión de 1708 y al Tratado de Utrech de 1713, que puso fin a la Guerra de Sucesión Española en la que partes de España, incluyendo Cataluña, apoyadas por la folta anglo-holandesa, secundaron sin éxito al pretendiente austríaco, el archiduque Carlos, frente a Felipe de Francia, nieto de Luis XIV y heredero de Carlos II, que no tuvo hijos, el último de los Habsburgo españoles».
Y concluye, señalando que «Cataluña no perdió su independencia en ese momento porque desde hacía mucho tiempo había sido incorporada a la Corona española como consecuencia del matrimonio de Isabel de Castilla y Fernando de Aragón en 1469. Lo que provocó fue la renuncia a una serie de libertades locales que la nueva dinastía de los Borbones no estaba por la labor de respetar».