¿Se prepara a las exigencias de un inminente comprador?

Santiago Rey clama contra las subvenciones a medios «arruinados» tras recibir 2,57 millones de euros en 2011 de la Xunta

La Voz de Galicia podría estar poniendo orden por dentro para cumplir las exigencias de posibles compradores

El presidente y editor de La Voz de Galicia, Santiago Rey Fernández de la Torre, irrumpía el domingo 12 de febrero de 2012 en el panorama mediático con un artículo en el que no dejaba títere ni gobernante con cabeza.

Bajo el título «Acabar con la desesperación«, el propietario del sexto periódico en el ranking nacional de difusión iniciaba su reflexión con la palabra «Asco», que según él «es la que más se repite estos días para definir lo que está pasando en un país abandonado al despropósito».

El editor coruñés repasa todo aquello que en su opinión ocurre en Galicia, y en el conjunto e España, y que atenta contra la clase media, acorralándola y amenazándola con exiliarla a la pobreza.

Estos males son muchos y productos de sucesivos gobiernos autonómicos y nacioales: sectores industriales mantenidos artificialmente, chiringuitos administrativos, oficinas de gobiernos autonómicos esparcidas por el mundo, edificios culturales faraónicos, banqueros sin escrúpulos.

Santiago Rey incluye en este listado de agravios a los ciudadanos uno que afecta directamente a la prensa: inyección de dinero público en medios de comunicación desahuciados.

«Tras dejar que se hundiesen sectores claves como el pesquero, el agrario, el lácteo o el naval, se ha instaurado una política de remiendos tan desnortada que la sociedad no puede más que quedarse atónita cuando conoce que se destina dinero público a proyectos irreales y fallidos como el de Manzaneda. O cuando se apoya sin ningún tipo de explicación a empresas inviables e insolventes, dando oxígeno a experimentos quebrados, como sucede en la industria y en algunos medios de comunicación»

Llamativa denuncia cuando procede del propietario de un medio, La Voz de Galicia, que sólo en 2011 recibió ayudas públicas por 2,7 millones de euros, a los que hay que sumar canditades menores destinadas a otras empresas del grupo —La Voz de Galicia despedirá al 15% de su plantilla pese a recibir 2,57 millones de euros en 2011 de la Xunta–.

Y no es la primera vez que lo hace. El director del periódico más vendido en Galicia levantó la polémica con su discurso pronunciado en la entrega de los premios celebrados bajo su mismo nombre el pasado 25 de noviembre de 2010 al criticar la recepción de «ayudas públicas» de ciertos medios de comunicación «localistas». —El diario que más subvenciones recibe critica a los otros medios por recibirlas

Ésta reflexión coincide en el tiempo con la aplicación de una racionalización en la plantilla de La Voz que dejará en la calle entre ocho y diez decenas de trabajadores, representantes genuinos de la variada sufrida clase media a la que defiende el editor-articulista.

El periódico que prácticamente acapara el 50% de las ayudas de la Xunta a los medios gallegos, se plantea una rebaja en gastos salariales de más de 4 millones de euros al año, mediante la infalible solución de las bajas incentivadas o el despido objetivo sujeto ya a las nuevas normas de la Reforma Laboral.

El Grupo La Voz de Galicia reconoce pérdidas de 100 mil euros en el ejercicio 2010, así como unos 700 mil acumuladas en su periódico diario. Durante 2011 persistió esa tendencia en sus cuentas de resultados y en 2012 afronta ya la reducción de plantilla, tras frustrados intentos de acuerdo entre la empresa y los trabajadores.

Según comenta a Periodista Digital un prestigioso abogado coruñés:

«La Voz ha sido un engranaje clave para los grupos de poder en Galicia, sobre todo vinculada al «tinglado» politico-economico coruñes, cuyos grandes jefes ya estan fuera de juego, a saber, el ex director general de Caixa Galicia, José Luis Méndez López y el otrora todopoderoso alcalde socialista Paco Vázquez. Ahora el editor intenta sobrevivir en un escenario de reestructuración de los lobbies en Galicia haciendo uso de la palanca periodistica pero parece que no acierta, y está, cuando menos, bastante descolocado»

La pregunta que resuena en los últimos meses en Galicia es esta: ¿Se está adecuando el Grupo La Voz a las exigencias previas de un inminente comprador? Por el tono que utilizaba el propietario y editor en su editorial, según quienes le conocen, se podría deducir que quizá estaba dando el último canto del gallo.

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Autor

Antonio Chinchetru

Licenciado en Periodismo y tiene la acreditación de suficiencia investigadora (actual DEA) en Sociología y Opinión Pública

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