Galicia todavía no toca. El de este 6 de marzo de 2012 no es el Consejo de Política Fiscal y Financiera en el que Feijóo va a dar la batalla. Mientras no se despejen las pocas dudas de las elecciones andaluzas y la incertidumbre postelectoral de Asturias, se impone un toque de silencio por parte de los barones autonómicos populares, divididos entre los muchos que están endeudados hasta las cejas y los pocos que pueden sacar pecho como adalides del control del déficit.
Pero este es el turno del gurú Montoro y su mantra centrípeto: a ninguna comunidad autónoma le conviene pedir flexibilidad en el déficit. Según el ministro, que se reúne este 6 de marzo con los ilustres contables autonómicos, «esa actitud dañaría su reputación ante los mercados financieros». A Galicia le toca asistir como convidada de piedra, quieta hasta ver, mientras escucha resignada los desconsolados sollozos de Castilla-La Mancha, las súplicas a la desesperada de la Comunitat Valenciana, las sofisticadas amenazas de Cataluña o los retos en duelo electoral de Andalucía.
Alfonso Rueda, el Conselleiro de la Presidencia de Galicia, lanzaba el 5 de marzo por la mañana un globosonda mediático apelando a una política de premios a las comunidades que hayan hecho sus deberes. Pero luego salió el gran jefe por la televisión, se mostró inflexible con la flexibilidad autonómica, y quizá el Secretario General del Partido Popular de Galicia se fue a la cama murmurando: «¡tierra, trágame!». En estos tiempos que corren no llega con tener razón, además tienen que dártela. Y Rajoy es posible que le de la razón a Feijóo por teléfono, pero no se la va a dar con luz y taquígrafos. El mensaje de Moncloa a Monte Pío es muy escueto: ¡el horno no está para bollos! Rajoy tiene que torear al miura de CIU, dejar a flote a Cospedal, correr un tupido velo sobre Valencia y hacerle una faena de aliño al socialismo andaluz. Entre tantos frentes, «querido Alberto», Galicia puede esperar.
Galicia acude pues de oyente al Consejo de Política Fiscal y Financiera. Tiene mucho que decir, y no se puede poner en duda que Montoro y su musa galaica Marta Fernández Currás estarían dispuestos a escuchar atentamente. El problema es que ahora no toca. Las comunidades autónomas que todavía mantienen estable su línea de flotación, quedan para la convocatoria de junio, cuando se convoque la Conferencia de Presidentes. Ésta convocatoria extraordinaria es para los alumnos autonómicos que han suspendido. Los que arden financieramente por los cuatro costados. Los que están al borde de la asfixia.