Pistoletazo a la campaña electoral en Andalucía, y ya era hora, porque llevamos con ella desde hace casi un año, desde antes de las elecciones municipales y locales.
Según los planes de Javier Arenas, el PP espera arrasar en Almería y Málaga, donde ya ganó hace cuatro años, y conseguir buenos resultados en Cádiz, Granada y Córdoba. Jaén y Huelva pueden caer en su partido o en el PSOE por un puñado de votos. Y el PP da por perdida o casi Sevilla, la única provincia española donde el PSOE ha ganado todas las elecciones celebradas desde 1977.
Málaga manda 17 diputados al Parlamento regional y Cádiz 15, pero Sevilla, la más poblada, envía 18. Un tropezón en Sevilla supondría perder la mayoría absoluta para el PP. Y Sevilla la controla Alfonso Guerra, aliado de Rubalcaba.
Arenas, candidato por cuarta vez a la presidencia de la Junta (1994, 1996 y 2008) sabe que se juega la victoria no sólo en la provincia de Sevilla, sino en las ciudades medianas. Por eso, esta noche hará la pegada de carteles en Algeciras.
Griñán y el PSOE salen como derrotados: pérdida de todas las capitales de provincia y de las principales ciudades (Jerez, Marbella, Algeciras) el 22-M y derrota el 20-N. Además, tienen en contra los 30 años de gobierno ininterrumpido, el millón de desempleados y la división interna del partido. El último clavo en su ataúd es el de los casos de corrupción que están en los tribunales y en las radios y los periódicos. Que Canal Sur los tape o los camufle sirve de muy poco para los votantes urbanos.
Izquierda Unida presenta al eterno alcalde de Marinaleda José Manuel Sánchez Gordillo. En 2008, la coalición sacó un diputado por cada provincia, salvo Almería y Jaén. Gordillo aspira a tener representación en las ocho provincias y aumentar la de Sevilla a dos diputados. Su elección ha sido una mala noticia para el PSOE, porque podría repetirse lo ocurrido en Extremadura: los militantes de IU del campo detestan a los señoritos socialistas, que les han estado haciendo la vida imposible desde hace lustros. Si el acceso de Arenas a la presidencia dependiese de la abstención de IU, ésta se podría producir.
UPYD se va a concentrar en Sevilla y Málaga, donde podría sacar un diputado por cada circunscripción según los resultados del 20-N… o ninguno. Juegan a su favor el éxito del grupo parlamentario en el Congreso y el desgaste del PSOE.
En su blog, el delegado de El País en Andalucía, Luis Barbero, da idea de otra de las líneas de comportamiento del diario Liberty de la mañana: exige un debate entre Griñán y Arenas. Es otra marca de la casa excluir siempre a los terceros y cuartos partidos de sus encuestas y los debates, como si sus votantes sólo existiesen a la hora de comprar sus periódicos. Sin duda, los medios de comunicación públicos o adictos al PSOE harán lo mismo.
ASTURIAS TAMBIÉN EXISTE
También comienza la campaña en Asturias, donde compiten el Foro de Álvarez Cascos, el PSOE, el PP, Izquierda Unida y, también UPYD. Esta comunidad sólo tiene ocho diputados en el Congreso y como toda la mitad norte de España está sumida en el declive demográfico. Mientras tanto, Rajoy y Rubalcaba se van a volcar en Andalucía.
Según el CIS, el 25-M los asturianos darían la vuelta a los resultados: el PSOE se convertiría en el partido con más representación en el parlamento (de 15 escaños a 14) por la caída de FAC (de 16 a 11 o 10); y el PP pasaría a ser segundo (de 10 a 11 o 12). Izquierda Unida ganaría tres escaños y subiría a siete, y UPYD entraría con dos diputados. Con estos resultados, para formar un Gobierno estable se necesitarían tres partidos o la unión del PSOE y del PP, al estilo vasco. De nuevo, una situación ingobernable.
Asturias podría ser el único triunfo de Alfredo Pérez Rubalcaba desde mayo de 2011. Por eso, éste va a pasar mucho tiempo en la región. Ya ha empezado a asociar a Rajoy y cascos y a presentar al PSOE como el único que ofrece a los asturianos estabilidad… contando con que IU pacte con los socialistas, como ya ha hecho en otras legislaturas. De ocurrir así titularemos de la siguiente manera: El PSOE ya tiene Pelayo y Covadonga.