El día posterior al debate de Canal Sur es de satisfacción para el PP. Y no porque lo digan los portavoces de éste ni lo reconozcan los del PSOE. Los portavoces son como los tertulianos de cuota: sabemos cuáles van a ser sus palabras antes de que las pronuncien.
La audiencia media superó en poco las 350.000 personas, muy, muy poquito. Y lideró su franja horaria en los públicos mayores de 55 años, con el 17,3 por ciento, y en los núcleos poblados por menos de 50.000 habitantes, con un 12,5 por ciento. —Griñán se hace pasar como una víctima más de la crisis en Canal Sur: «Mi hijo está en el paro»—
Es decir, lo vieron los abuelos y las viudas, y sólo en los pueblos. El boicoteo ha sido un éxito: a las capitales y a los jóvenes no les interesó el programa. Si yo fuera Pepe Griñán me preocuparía y si fuera Arenas suspiraría aliviado.
Tan mal se siente Griñán que está redoblando sus invocaciones a la unión de la izquierda. «Ni un voto para la derecha». Después de palmotearse la espalda en la televisión con Diego Valderas, Griñán recibió más palmadas, éstas de los sindicatos. Al candidato del PSOE sólo le falta por pedir el voto a los andaluces de Hospitalet de Llobregat… si el PSC le da permiso para entrar en su territorio.
En la sede del PSOE en Sevilla, Pepe Griñán estuvo flanqueado por dos sindicalistas, como su padre flanqueaba a Su Excelencia el Generalísimo Franco cuando era oficial en el Regimiento de la Guardia del Caudillo.–Una trabajadora de Canal Sur pide una cacerolada en un mitin del PP—
A un lado, Manuel Pastrana, responsable regional del sindicato UGT, y al otro, Francisco Carbonero, líder de CC OO en la comunidad. Los sindicalistas-funcionarios dijeron no a quién debían votar los obreros, sino a quién no debían votar. ¡Qué sutiles!
Pastrana, que al ser de UGT se juega más en las elecciones que su camarada de CCOO, empleó un lenguaje rebosante de imágenes paletas y aldeanas: «No se dejen engañar por quien le está robando la cartera»; «No tenemos cortijos que dejar a nuestros hijos»; «Tenemos que montar el Cristo».
La mejor: votar al PP «sería como tirar una piedra para arriba y poner los dientes, a ver si te da». A poco que se esfuerce, Pastrana será el nuevo Cela.–El PP acierta en no prestarse a los enjuagues del PSOE—
La foto de los tres políticos es lo contrario de la publicidad positiva. Tres viejos canosos, dos de ellos con calva. A juzgar por ella, el PSOE está espantando, de nuevo, a los jóvenes y las ciudades… y, además, a las mujeres.
Los sindicatos ya han puesto a sus tropas en la calle a seguir a Arenas. El candidato del PP estuvo este miércoles 14 de marzo de 2012 en El Puerto (Cádiz) y su mitin estuvo animado por una protesta de supuestos trabajadores de la empresa Delphi. Arenas les reprochó que no se manifestaran delante de Griñán, que a la misma hora estaba en Jerez y que era consejero de la Junta cuando Delphi cerró en 2007.
El PP prosigue con su campaña suave. Dos de sus cargos, casualmente dos mujeres jóvenes, Patricia Navarro y Rosario Soto, presentaron una campaña llamada Los 30 años del PSOE. Lo que nunca te han contado, que es hasta divertida, ya que augura al PSOE el mismo destino que las cintas de vídeo y los discos de vinilo.