Todos los que jugamos a adivinos hemos fallado: los encuestadores, los políticos, los periodistas, los tertulianos…
Digan lo que digan los socialistas, ni ellos esperaban que fuesen a vivir una derrota alegre como la del 25 de marzo. El pacto con IU es cosa hecha. Como contamos aquí, Diego Valderas se ha ofrecido varias veces al PSOE para formar un frente de izquierdas e impedir que el PP gobernase; y además José Antonio Griñán ya puso ciertas condiciones a un posible acuerdo. —Izquierda Unida ya se ha convertido en el palanganero del PSOE—
El PP ha perdido porque en las provincias donde ha ganado (Almería, Málaga y Cádiz) no ha obtenido una ventaja amplia respecto al PSOE y éste ha arrasado en Sevilla, a la vez que IU ha sacado escaños en todas las circunscripciones. UPYD sufre su primera derrota, ya que no recibe ningún escaño y se le escapa el 40% de los votos que recibió el 20-N.
En esta ocasión, la abstención ha beneficiado claramente al PSOE. El PP ha sacado 215.000 votos menos que en las autonómicas de 2008, 40.000 menos que en las municipales de mayor de 2011 y 430.000 menos que el 20-N. Queda claro que Javier Arenas es un pésimo candidato, que no puede ganar ni en las mejores condiciones.
Ha imitado en todo a los socialistas, incluso en viajes repentinos a Marruecos. ¿Será el Miguel Sebastián del PP?, ¿lo colocará Rajoy en su Gobierno como hizo Zapatero con su amigo después de que abandonase el Ayuntamiento de Madrid?
Pero Mariano Rajoy es quien tiene la mayor responsabilidad en esta victoria amarga del PP: se empeñó en mantener a Arenas como candidato y en enfrentarse con Álvarez-Cascos en Asturias; sigue financiando el sistema clientelar de la Junta; no ha ordenado que sus ministros defiendan la reforma laboral en los medios de comunicación; no ha cambiado a los directivos de RTVE; no ha librado la guerra cultural (aborto, memoria histórica, educación, Internet…).
Si hasta hace unas horas en el PSOE todo era pesimismo, la situación ahora es la contraria. Se avizoraba un desierto; sin nóminas ni despachos ni fondos de reptiles para el pueblo elegido. Y encima un enfrentamiento entre los dos bandos del PSOE. Regresan los abrazos y las risas sinceros. ¡Hay botín para repartir! ¡La marea magenta retrocede!
Para la izquierda, los fracasos de Rajoy en Andalucía y Asturias se interpretan como una «primavera política» (Gaspar Llamazares), como «la primera fractura» ante las medidas del Gobierno (Alfredo Pérez Rubalcaba), como la «recuperación de la confianza perdida el 20-N» (Griñán) y como «el cambio de la tendencia electoral».
Los sindicatos y los partidos de izquierda han recibido una dosis de vitaminas para la huelga general. Ahora tienen más motivo para hacerla y, a la vez, para conseguir que triunfe por todos los medios, incluso los legales. ¿Se reactivarán las protestas del 15-M?
La clave está en que Rajoy y su círculo empiecen a hacer política… o serán flor de un día. Porque los 11 millones de votantes del PP no han votado para colocar al marido de Soraya Sáenz de Santamaría en Telefónica.
En el bando de los derrotados están esos andaluces que, como los jornaleros del siglo XIX, siguen descubriéndose ante el paso del cacique.
Muchos mantienen el voto al PSOE porque, al igual que los carlistas, son un elemento conservador con miedo a un futuro desconocido y un porcentaje apreciable prefiere quedarse en casa porque «todos los políticos son iguales».
No les ha importado el saqueo de los fondos públicos ni la corrupción ni el paro. Creen que con su PER y su Junta seguirán trampeando.
Y encima este fin de semana los nacionalistas ‘moderados’ de CiU han decidido reclamar la independencia, precedida por el pacto fiscal.
Nos dirigimos a una crisis política indescriptible.