Uno de los objetivos de los radicales en las manifestaciones o concentraciones suelen ser los periodistas, y la libertad de información y expresión. En Barcelona, este 29 de marzo de 2012, no ha habido excepción.
Al margen de los sucesos de Madrid —Un puñetazo en el estómago a un reportero de Intereconomía–, la segunda ciudad española más importante vivió una huelga general con el protagonismo de los radicales, que destrozaron el centro de la ciudad, que intentaron en muchas ocasiones que los periodistas no pudieran grabar sus acciones.
Así, cuatro periodistas de La Vanguardia fueron agredidos por radicales antisistema. Una primera agresión se produjo al mediodía —Agresión a dos periodistas–, mientras que la segunda agresión se dio durante los altercados ocurridos por la tarde en el centro de la ciudad.
CÁMARAS AGREDIDOS
En la agresión de la mañana, según relataron las dos periodistas del diario del Grupo Godó, varios radicales acorralaron a las profesionales de la información y las insultaron. La cámara fue empujada y obligada a dejar de grabar.
La segunda agresión sí dejó heridos a los periodistas. Cinco manifestantes se avalanzaron contra dos periodistas de La Vanguardia y les golpearon, e intentaron robar la cámara de vídeo. Además, a un fotógrafo de la agencia Reuters le hicieron borrar imágenes que tenía grabadas en la tarjeta de memoria y en las que figuraban los protagonistas de algunos disturbios.
También durante la jornada de huelga general, un cámara de TV3 resultó herido mientras cubría los altercados de la Plaza de Cataluña, por la tarde. El reportero, que iba correctamente identificado con un peto naranja, sufrió una herida en la cabeza.
Por la mañana, a las puertas de El Corte Inglés, un equipo de Intereconomía Televisión fue asediado, increpado e insultado. Un grupo de radicales, especialmente jóvenes, impidieron que el cámara pudiera grabar y el reportero –Francesc Pou– llevar a cabo la crónica de lo que estaba ocurriendo en esos momentos.
TV3, EN SERVICIOS MÍNIMOS
La televisión autonómica pública alteró su parrilla desde la medianoche del miércoles, pero mantuvo los servicios mínimos.
A un minuto de las 00:00 horas del jueves, el periodista que estaba narrando la rueda de prensa de Josep Guardiola, tras el partido del Barça en Milán, dio por finalizada la retransmisión.
La pantalla mostró, entonces, un cartel en el que TV3 advertía a los telespectadores sobre la adhesión de los trabajadores de la televisión autonómica al paro e informó de que el acuerdo de servicios mínimos significa el «compromiso» de sus profesionales con «el servicio de televisión pública, la información y la producción interna».
Además de TV3, todos los canales de la televisión autonómica –menos Super 3, canal infantil de dibujos– emitieron la información del 3/24, canal de información continua, desde las 7 a las 8:30 horas.
Tras esa hora, un concierto de Maria del Mar Bonet, un reportaje sobre las hipotecas y, ya a las 10:00 horas, un informativo de cinco minutos. Sin anuncios y con un cartel, mostrado cada cierto tiempo, en el que se advertía que la televisión pública estaba de huelga. Durante el resto de día, programas enlatados. Solo se respetaron los telediarios, más reducidos.