Gerardo Conde Roa, alcalde de Santiago de Compostela, hará pública este lunes 16 de abril de 2012 la dimisión de su cargo. Acusado de un delito contra la Hacienda Pública, por ocultar en su declaración al Fisco partidas de IVA por valor de casi 300 mil euros. El alcalde anunció su decisión a sus compañeros del grupo municipal en presencia del Presidente del Partido y Presidente de la Xunta Alberto Núñez Feijóo.
Se lo exigían partidos de la oposición que mantienen en sus filas alcaldes imputados, ciudadanos compostelanos que se han apuntado al repugnante «linchamiento» anónimo on line y gente corriente por las calles, en vivo y en directo, predispuesta a convertir en ángeles de la guarda a bufones como Leo Bassi y en ángeles caídos a cargos elegidos en las urnas.
El mezquino reino de la envidia y de la vendetta ideológica en España, es buen caldo de cultivo sociológico para manipular a las masas. Sobre todo para tipos como el Secretario General del socialismo gallego, Pachi Vázquez, cuya única aportación a la política gallega es pasarse la legislatura denunciando la paja en el ojo ajeno e ignorando la viga en el ojo propio.
El modelo de político «Pachi Vázquez», que se pasea desde hace mes por las pasarelas gallegas, es el paradigma del indiscreto desencanto de la progresía. Tragó con la valida de Abel Caballero, Carmela Silva, que es una especie de diosa que puede estar en todas partes: en una concejalía en Vigo, en un escaño del Congreso de los Diputados y en la Secretaría de Emigración del Comité Ejecutivo Nacional, todo junto, todo revuelto, pasándose por el arco del triunfo los acuerdos de incompatibilidad aprobados por el partido en Galicia.
Luego, miró para otro lado y guardó el silencio de los corderos cuando su paisano Pepe Blanco, a la sazón Ministro de Fomento, se negó a dimitir por estética, y posteriormente por ética, cuando le pillaron in fraganti en una cita de gasolinera de carretera nada edificante y cuando le imputaron en una «Operación Campeón» que, como su propio nombre indica, aspira a podio entre las tramas de corrupción de España.
Tampoco dijo esta boca es mía cuando la gasolina de Lugo, con razón o sin ella (la Justicia tiene la última palabra), convirtió al alcalde de Lugo y Presidente del PSOE en Galicia en material altamente inflamable.
La progresía se acoge a la amnistía permanente
Será porque la progresía tiene bula. Porque la izquierda practica la «presunción de inocencia» con los suyos y predica la presunción de culpabilidad con los demás. Porque está convencida de que España le debe una amnistía permanente por los dichosos cuarenta años de franquismo, aunque la mitad de la población española actual ni siquiera había nacido cuando aquel fulano, de tan infausto recuerdo, se pasó cuatro décadas vaciando a éste país de libertad, de justicia, de igualdad de oportunidades, de delirios democráticos, de garantías civiles y penales, por los sumideros de la historia.
Hay muchos que se alegran hoy de que Gerardo Conde Roa haya tirado la toalla. Pero sus razones son distintas y distantes. Entre tanto olor a podrido por los cuatro puntos cardinales ideológicos, se agradece un gesto de ética y de estética política, sin entrar en pormenores de cuánto ha habido de decisión personal e intransferible y cuanto de presión de su partido.
A Pachi Vázquez le ha salido el tiro por la culata
Hay populares que sólo se alegran porque han apartado de su partido ése cáliz. Hay socialistas y nacionalistas cuyo único consuelo es ver pasar el cadáver de cualquiera de sus enemigos. Hay mirones de ejecuciones públicas que satisfacen su morbo enfermizo contemplando como ruedan cabezas de poderosos. La red es una fiesta, un botellón de tuits celebrando una condena a muerte política. Cosas de la condición humana.
Pero, políticamente hablando, a Pachi Vázquez le ha salido el tiro por la culata. El caso Conde Roa sólo queda visto para sentencia judicial, pero le han dejado sin tajada mediática. Es un buitre frustrado, deprimido, al que le han quitado la carroña de la boca.
Confiaba en un Conde Roa «enrocado» para poder practicar el acoso y derribo a Feijóo, y le han dejado compuesto y sin arma de destrucción masiva, sólo ante la paradoja de un Pepe Blanco que no tuvo la grandeza de dimitir, de un alcalde de Lugo que seguirá acudiendo a los tribunales desde su despacho oficial, y de un partido político que es el único, aquí, en Galicia, en el que no han dimitido parlamentarios, alcaldes, ministros y demás especímenes socialistas.
Es demasiada casualidad que, con motivo de la extensa telaraña de la «Operación Campeón», sólo hayan sido cesados altos cargos de la Xunta y sólo hayan dimitido parlamentarios del PP y ex conselleiros del BNG. Es como si en el libro de estilo de los socialistas no hubiesen incluido la figura de la ética y estética dimisión preventiva.
Paula Prado se perfila como nueva alcaldesa
Bueno, pues ya está. Conde Roa se ha ido, todo el mundo sabe cómo y por qué ha sido y la «jauría Humana» progresísta se queda sin un rehén on line para practicar su desesperada «yihad» virtual. Santiago se prepara para recibir a Paula Prado, una de los ángeles de Charlie de Feijóo, que ha empezado a hacer sus maletas para emigrar definitivamente desde su escaño parlamentario al sillón de la alcaldía de Compostela. 41 años, Concejala Delegada de Familia, Bienestar Social, Mujer y Empleo, Portavoz de la Junta de Gobierno Local y Portavoz del Grupo Popular municipal. Abogada, Máster en Igualdad de Oportunidades, Género y Educación Social y miembro del Comité Ejecutivo del PP de Galicia.
Si todos los cargos públicos de Galicia, además de ser honrados tienen que parecerlo, como exigían tantos gallegos estos días por las redes sociales, al PSOE gallego y su cabeza visible, Pachi Vázquez, le queda una asignatura pendiente.