Hallados tres libros, una «caja B contable», donde el ladrón anotó todo el dinero que ha robado durante años
La Policía lo tiene claro:Manuel Fernández Castiñeiras, reunió grandes sumas de dinero -le han intervenido 1,2 millones de euros- robando sistemáticamente durante veinte años los cepillos de la catedral.
Por eso había dólares y otras monedas extranjeras y también por eso la mayoría de los billetes de la divisa norteamericana son de un dólar, un donativo clásico entre muchos turistas foráneos.
Las visitas diarias a la catedral del electricista tendrían pues más la intención de cometer los hurtos que oír misa y los investigadores apuntan a que su botín diario podría rondar los 200 euros en metálico; tan solo en el año jacobeo del 2004 habría robado 250.000 euros.
Paralelamente, también habría ido sustrayendo los libros antiguos y otros objetos de la catedral que se le han encontrado en los registros.
NO VENDÍA LO ROBADO
La policía cree, por tanto, que el acusado no vendía los objetos que se llevó a lo largo de los años de la basílica, aunque este es un extremo que no se ha dejado de investigar.
Además del dinero que se le ha encontrado, ahora se sabe que Manuel Fernández tuvo más en su poder. Grandes sumas con las que pagó a tocateja en el 2008 un ático en A Lanzada (A Revolta-Sanxenxo) y, entre ocho y diez años antes, un piso en O Milladoiro que regaló a su hijo y que está situado justo frente al que habita el acusado con su mujer.
EL ÁNIMO DE VENGANZA
La Policía está convencida de que el robo del valiosísimo manuscrito se debe a una venganza por su despido, personalizada en el deán de la catedral, José María Díaz.
El electricista no tenía la intención de vender el Códice, sino de perjudicar a quien era el responsable último de su custodia.
No tuvo especiales dificultades para hacerlo, dado que asistía a diario a la catedral y conocía cada dependencia a la perfección (tenía llaves de muchas).
LA CONFESIÓN DEL LADRÓN
Manuel Fernández Castiñeiras confesó en la tarde de este 5 de julio de 2012 ser el autor del robo del Códice Calixtino, ocurrido hace ahora un año en la catedral de Santiago.
En las primeras horas después de su detención, el electricista se había limitado a responder «no me acuerdo» y «no sé» a las preguntas sobre la autoría del robo, según fuentes de la investigación.
Pero este jueve, por la tarde, fue él quien pidió expresamente declarar, momento en el que realizó su confesión y admitió que había retirado el Códice del interior del archivo en el que se encontraba y se lo llevó a una de sus casas.
Junto con su mujer y su hijo, Fernández Castiñeiras pasa este viernes a disposición judicial para confirmar su confesión tras ser sospechoso de la policía durante casi todo un año, aunque a los tres días de cometerse el hurto los agentes ya lo habían identificado como posible autor del robo del Códice Calixtino, entre otros sospechosos.