Ninguna de las opciones electorales que tiene Feijóo sobre la mesa, le favorece
Adelantar o no adelantar, esa es la cuestión. El presidente de la Xunta de Galicia, Alberto Núñez Feijóo, se debate hamletiano sobre qué estrategia seguir para tratar de conservar el poder.
Agotar la legislatura o convocar los comicios autonómicos en otoño, a la vez que los vascos, son sus únicas alternativas y ambas se antojan, a priori, contraproducentes.
El barón popular se quedó sin margen de maniobra el martes, cuando el lehendakari, Patxi López, anunció elecciones el 21 de octubre de 2012 y situó a Feijóo entre Escila y Caribdis, condenado a abrazar uno de los dos peligros.
Se contaba con que las gallegas se celebraran a finales de noviembre, con tiempo suficiente para que el Gobierno regional culminara la reforma de la Ley Electoral que tiene en mente y a tiempo de evitar un desgaste irreversible provocado por la crisis.
López anuló esta posibilidad, pues es improbable que Galicia vaya a las urnas un mes después que el País Vasco y España viva dos campañas electorales en cuatro semanas, estando su economía al borde del colapso.
Contrarreloj
Además, el presidente de la Xunta tiene un enemigo añadido: el tiempo. Si se inclina por adelantar las elecciones al 21 de octubre, su último día para anunciarlo es mañana.
El martes debe aparecer ya publicada la disolución de la Cámara gallega y la convocatoria de elecciones, pues este trámite ha de realizarse con 54 días de antelación.
De hacerlo, la intención de Feijóo de reducir el número de diputados autonómicos de 75 a 61 -quitando cinco a las circunscripciones más grandes, La Coruña y Pontevedra, donde menos fuerza tiene el PP, y sólo dos a Orense y Lugo, graneros de voto popular- se vería frustrada y la reedición de su mayoría absoluta -cuenta con 38 escaños, uno por encima de ella- quedaría en el aire.
El lado positivo de esta alternativa es que los Presupuestos de 2013 se pospondrían y con él el desgaste de las nuevas e impopulares medidas de reducción del déficit público.
Además, el PSdeG-PSOE también quedaría en una situación delicada, pues aún no tiene ni candidato para los comicios -las primarias son el 6 de octubre- y está enfrascado en una guerra interna a tres bandas por el liderazgo del partido, con los ex ministros José Blanco y Francisco Caamaño, decididos a plantar cara al secretario general, Pachi Vázquez.
Similares incertidumbres para Feijóo presenta la opción de agotar la legislatura y convocar las elecciones en la primavera de 2013.
En ese caso, se arriesgaría a pagar el mencionado desgaste por los estragos de la crisis, aunque con la red que le proporcionaría la reforma electoral.
Ponderar ambas cosas y calibrar qué le conviene más es lo que a buen seguro no ha dejado de hacer en la última semana.
El miércoles pareció avanzar hacia la alternativa de no adelantar los comicios, al solicitar la reapertura del Parlamento gallego para constituir de manera inmediata la comisión de investigación sobre las Cajas de Ahorros.
Sin embargo, en el PP regional no ven en este gesto ninguna pista, dado que era algo programado desde hace dos meses.
Una última variable entra en juego en el escenario de la política gallega a corto plazo. La irrupción en política de Mario Conde, a través del partido Sociedad Civil y Democracia (SCyD), podría afrontar su primer reto en esas elecciones autonómicas.
En la entrevista que Conde concedió a ‘La Gaceta’ el pasado 15 de agosto, el ex banquero aseguró que, si los comicios gallegos son en 2013, su formación estará presente.
Por el contrario, si son en otoño de 2012, SCyD -que elegirá a su presidente en un congreso el próximo 6 de octubre- tendría más difícil su concurso.
Complicado sería estar en unas elecciones en noviembre y prácticamente imposible hacerlo en octubre. A nadie se le escapa que el grueso de su potencial electorado se lo disputaría al PP, provocándole un quebradero de cabeza añadido a Núñez Feijóo.
No sin Rajoy
Lo que sí parece claro es que el barón popular no tomará una decisión sin el beneplácito del presidente del Gobierno y líder de su partido, Mariano Rajoy. Feijoo se desplazó el viernes a Madrid para reunirse con el ministro de Agricultura Miguel Arias Cañete.
Varias fuentes apuntan que el presidente gallego aprovechó el viaje para entrevistarse con Rajoy y consensuar un calendario electoral definitivo. Desde el PSOE gallego afearon al presidente de la Xunta que tenga que «pedir permiso» al jefe del Ejecutivo nacional para adelantar las elecciones.
Sean en octubre o en marzo, lo que sí es seguro es que en ese envite Feijóo se jugará buena parte del capital político que ha ido consiguiendo desde que sucedió a Manuel Fraga al frente del PP gallego. La puerta de la política nacional puede abrirse o cerrarse para él en esa cita.