Cabe agradecer y felicitar a Periodista Digital porque, fiel a su tradición de servicio a sus muchos lectores, se resista a hurtarles la posibilidad de un debate ideológico y político de gran interés en el que empieza a estar en juego ya no tanto los avatares o intereses de un gobierno ú otro, sino la propia supervivencia de nuestra nación y de todo lo ligado indisolublemente a ella, los derechos civiles, la cultura, el bienestar, la salvaguarda de lo que queda de sociedad civil y democracia.
Pero son muchas las presiones y voluntades que el sistema está forzando en Galicia para tratar de silenciar la candidatura de SCD y Mario Conde. Con ello demuestra su temor a que ya no pueda seguir ocultando determinados hechos ni mantener ciertos privilegios.
Decía Longino en su famoso tratado sobre Lo Sublime que la oratoria era arte propio de hombres libres. Por ello, no es extraño que se trate de ocultar el discurso cuando choca con los intereses más opacos o reaccionarios.
En tiempos de crisis como los que hoy sufrimos, es cuando resulta aún más importante el debate de ideas, planteamientos y opciones. Cuando el ciudadano debe formarse recta opinión cara a las urnas.
Cada grupo político con implantación social debe explicar sus planteamientos más que tratar de silenciar al contrario o diferente. De algunos grupos el ciudadano ya tiene crecida experiencia no sólo de sus ideas o programas sino de sus notorios incumplimientos. Pero otros que pudieran constituirse en alternativa real apenas encuentran cauces de expresión dentro del sistema. En estos momentos tan difíciles aún es más grave y perjudicial para el bien común ocultar datos e información.
Pero vayamos a lo concreto.
Se acaba de presentar la candidatura por Coruña de SCD, la nueva agrupación o plataforma ciudadana con forma legal de partido liderada por Mario Conde, quien se presenta a las próximas elecciones gallegas por la provincia de Pontevedra. El acto tuvo lugar en el emblemático edificio que posee la Fundación Novacaixagalicia en el cantón grande coruñés. Por la mañana Mario Conde atendió a los medios.
Por la tarde intervinieron Daniel Movilla, presidente de SCD, Francisco Fernández Tarrío, cabeza de lista por La Coruña y el propio Mario Conde.
Fran Tarrío es un joven abogado en ejercicio ligado a los movimientos ciudadanos de La Coruña y presidente de Poder Limitado, asociación liberal pro derechos civiles.
En una breve pero lúcida intervención explicó las razones para actuar en estos momentos, sobre todo para gentes corrientes como él mismo, los que no son políticos sino ciudadanos comunes que se ganan la vida trabajando cada uno en su profesión ú oficio.
Sostenía que una de las pretensiones era no comportarse como los políticos profesionales sino que los políticos profesionales se comportaran como nosotros.
Mario Conde explicó los orígenes mediatos de la gravísima problemática de la sociedad actual y cómo es preciso reaccionar antes de que sea demasiado tarde. El hartazgo y desmoralización, la tristeza de la sociedad actual, debe convertirse en una fuerza positiva para intentar recuperar las instituciones y tratar de superar la crisis.
Adelantó algunas de las líneas maestras de los temas a tratar durante la campaña electoral, que son los que en verdad interesan a la sociedad. La crisis de la nación y de las instituciones, del sistema financiero y del mundo de la actividad económica y empresarial. La supervivencia de la clase media. O cómo el sistema actúa contra los intereses de la sociedad civil que debe defenderse en las instituciones, entre ellas, el Parlamento. —Mario Conde insta al PP a pactar con él pero sin Feijoo—
También se anunció que el próximo sábado 6 de octubre habrá una reunión de SCD en el Palacio de exposiciones y Congresos de Madrid para la que ya se han inscrito más de tres mil personas. Gentes que no tienen recursos para formar un partido propio pero que acaso pueda encontrar en SCD un cauce para desarrollar sus inquietudes.
No sabemos si el grupo de personas que ha dado un paso adelante para participar de modo activo en esta alternativa tendrá éxito mensurable en escaños el próximo domingo 21 de octubre, pero siempre quedará la satisfacción de haberlo intentado.
La de no resignarse a ser carne de elecciones como en otras anteriores, al ser ninguneado si no agredido por la casta política una vez logrado el voto. Si bien está difícil, entre otras cosas porque el combate es muy desigual, acaso se pueda abrir una brecha en la partitocracia española hasta ahora ruinosa e impune. Tiene que haber una salida eficaz y pacífica. Y si no la hubiere es preciso construirla.
Sería bueno que los que venimos defendiendo tales ideas y participamos de la misma preocupación por el futuro de la sociedad española estemos muy atentos durante las próximas semanas que pueden resultar decisivas.
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