Hace unos días algunos sectores nacionalistas catalanes arremetieron contra el ex líder del PP de Cataluña, Aleix Vidal-Quadras, por un comentario realizado en el programa ‘El Gato al Agua‘.
Vidal-Quadras hizo hincapié en la potestad que tiene el Gobierno de España de intervenir en cualquier comunidad autónoma que decida convocar una consulta ilegal de autodeterminación.
Casi de inmediato, eurodiputados de CIU se dirigieron por carta a todos los miembros del parlamento europeo acusando al político del PP de propugnar una intervención militar en Cataluña para aplastar deforma antidemocrática la voluntad del pueblo catalán.
El intento de los nacionalistas de desacreditar a Vidal-Quadras ha sido estéril, ya que el presidente del parlamento europeo respaldó al político catalán y recordó su derecho a expresarse libremente.
Este 4 de octubre, en el programa ‘El Gato al Agua‘, el eurodiputado Vidal-Quadras explicó -con tanto humor como exactitud- sus palabras y su postura.
Antes, en su blog ‘Prohibido pisar las flores’– , ya había detallado todo y por su interés, lo reproducimos aquí:
Mis colegas y paisanos se han dirigido por escrito a todos los miembros del Parlamento Europeo, así como a su Presidente, acusándome de propugnar una intervención militar en mi Comunidad de origen para aplastar antidemocráticamente la voluntad del pueblo catalán.
Un comentario mío en el programa «El Gato al Agua» sobre la aplicación del articulo 155 de la Constitución en caso de que el Gobierno separatista de Cataluña decida convocar una consulta ilegal de autodeterminación ha generado una tormenta de protestas de los sectores nacionalistas y ha llevado a los Eurodiputados de CiU a ponerse en ridículo en Bruselas.
Mis colegas y paisanos se han dirigido por escrito a todos los miembros del Parlamento Europeo, así como a su Presidente, acusándome de propugnar una intervención militar en mi Comunidad de origen para aplastar antidemocráticamente la voluntad del pueblo catalán. Mis palabras, según se puede comprobar en la grabación, nada tuvieron que ver con semejante barbaridad.
Ante la intención manifestada por Artur Mas de romper el orden constitucional en contra de su promesa de respetar nuestra Ley Fundamental y de guardar lealtad al Rey, perjudicando gravemente los intereses generales de España, me limité a recordar que Constitución prevé para una contingencia de este tipo la facultad del Gobierno central de intervenir a la Administración autonómica rebelde obligándola a cumplir con la legalidad.
En este contexto de validez del imperio de la ley, dije en clave irónica que un general de brigada de la Guardia Civil tomaría el mando de los Mozos de Escuadra como parte de la operación estrictamente constitucional de restablecer el Estado de Derecho pisoteado por el Presidente de la Generalidad.
La prueba de que en mis observaciones no había nada que hiriese ninguna sensibilidad democrática es que elegí deliberadamente el ejemplo de la Guardia Civil, cuerpo de policía encargado de perseguir delitos que actúa siempre bajo control judicial y no mencioné siquiera -ni se me pasó por la cabeza- a las Fuerzas Armadas.
Como era de esperar, el Presidente de la Eurocámara, que sí entiende el significado de la democracia, ha contestado a los ofendidos recordándoles que los Eurodiputados gozan de libertad de expresión para defender sus posiciones ideológicas o programáticas y que yo no hablé en ningún momento representando a la Institución, sino a título personal como político catalán y español que participa en un debate de contenido nacional.
La lección a extraer de este incidente es que los nacionalistas identitarios en cuanto se descuidan enseñan la patita totalitaria y se apresuran a amedrentar a sus adversarios para acallar su voz recurriendo a cualquier método, incluso, como ahora ha sucedido, escogiendo el ámbito inapropiado para diseminar sus falsedades.
Conmigo pinchan en hueso porque una gran mayoría de nuestros conciudadanos distingue perfectamente quién es el verdadero demócrata entre el que reclama serenamente que se cumpla la ley y el que se la pone por montera embriagado de emociones tribales.