Conmovedor el esfuerzo de Francisco Jorquera y Pachi Vázquez para intentar reflotar el Prestige. Les está constando Dios y ayuda a los italianos volver a poner a flote el «Costa Concordia», que se ve, que se puede tocar con las manos, y resulta que el candidato del BNG y el candidato del PSdG-PSOE han decidido intentar que navegue de nuevo, por el océano mediático gallego, un barco que reposa oxidado en el Atlántico y en la historia a casi 4 mil metros de profundidad.
Bucear a tanta profundidad para buscar argumentos electorales, parece un claro síntoma de desesperación. Echar la vista atrás e invocar a fantasmas de hace una década para asustar al personal, es una chapuza electoral.
Ahora resulta que Jorquera y Pachi, como el niño del sexto sentido, ven fantasmas y los reclutan para su campaña, aprovechando que los que quedan de «Nunca Máis» se pasean por Galicia como la Santa Compaña.
La «marea negra», que tantos réditos políticos les dio al BNG y al PSdG, ha dejado de cotizar en Bolsa electoral. Los ciudadanos de este país ya se cobraron un precio político por los trágicos sucesos del Prestige.
Y, precisamente estos días, al ritmo de tortuga de la Justicia, se ha iniciado el proceso para determinar los correspondientes precios penales y civiles. Es evidente que el Prestige ya no flota. Y resulta sospechoso que los ingenieros Jorquera y Pachi se empeñen en hacerlo navegar en plena campaña electoral para impregnar de chapapote rancio la campaña gallega.
Las amnesias de Pachi y Jorquera
¿De verdad quieren intentar ganar una batalla con el Prestige hundido hace una década, como las huestes cristianas ganaron la batalla de Valencia con el cadáver del Cid a la grupa de Babieca?
Estas cosas sólo las hacen políticos que ponen en duda la inteligencia y la memoria de sus ciudadanos. Si tienen razón igual, igual cuela esta boutade. Pero, si no la tienen, lo mismo les sale el tiro por la culata.
Francisco Jorquera se lamentaba el otro día en un mitin, flanqueado por banderas de «Nunca Máis!, de que las competencias en Seguridad Marítima no estuviesen transferidas a la Xunta. ¡Pero si ya lo intentó un par de veces Anxo Quintana cuando era Vicepresidente de la Xunta!
En dos ocasiones se lo exigió al gobierno de Zapatero, cuyo partido gobernaba en Galicia en coalición con el Bloque, y las dos veces le contestaron ¡vuelva usted mañana! El propio Jorquera tuvo tres oportunidades para exigir esa transferencia las tres veces que negoció en Madrid, como portavoz del BNG en el Congreso, el voto a favor en sucesivos Presupuestos Generales de ZP ¿No se acordó en aquellas ocasiones de lo bien que le vendrían a Galicia las competencias en Seguridad Marítima?
Y Pachi Vázquez acaba de declarar literalmente en un acto de campaña en La Coruña: «si hoy hubiese otro Prestige, volveríamos a tener que recoger el fuel con las manos» Este señor no es que tenga mucha cara, sino lo siguiente.
Durante tres años y medio fue Conselleiro de Medio Ambiente, o sea, conselleiro de la cosa. Su partido gobernaba en Madrid en solitario y en Galicia con el BNG de Jorquera. Se supone que Pérez Touriño debería tener línea telefónica directa con ZP.
En condiciones tan favorables y con el chapapote del Prestige todavía caliente, ¿por qué no dejó ese problema resuelto? ¿Le preocupa ahora pero no le preocupó durante tres años y medio gestionando Medio Ambiente en Galicia? ¡Venga ya, hombre! Esta Comunidad Autónoma no está precisamente para coñas marineras.
Otra cosa es que Galicia se haya relajado con la amenaza permanente del chapapote. Que el enorme árbol de la crisis nos impida recordar el paisaje de aquella marea negra que nos hizo exclamar a todos: ¡Nunca Máis!
La sombra alargada del Prestige, ¡tantos Prestige!, sigue pasando todos los días rozando la costa gallega como un pájaro de mal agüero. Es preocupante. Incluso más que los respectivos ataques de amnesia, es de esperar que pasajeros, que han padecido Pachi y Jorquera.