Los políticos más peligrosos son los grandes simplificadores, Artur Mas es ya uno de ellos
Escribía el pasado 13 de octubre en ‘La Vanguardia’ el Francesc de Carreras, catedrático de Derecho Constitucional de la UAB y consumado columnista, que una sospecha que le asaltaba en las últimas semanas sobre Artur Mas se ha confirmado.
«Nos encontramos ante un tipo de personaje, muy estudiado por los psicólogos, que me causa un especial pavor: estamos ante un iluminado, una persona que ha escogido ser el instrumento de un misterioso destino que está decidido a asumir, pase lo que pase, tanto a él como a su país».
Lo que llevaba a Carreras a esa conclusión, era la entrevista que Jordi Barbeta había hecho la víspera al president catalán y que el diario del Grupo Godó publicaba a toda página.
«¿El camino a la soberanía será largo?», le pregunta el periodista Barbeta.
Responde: «Largo no sé si será, pero será duro, muy duro».
Y añade: «Procuro aislarme todo lo que puedo del ruido mediático (…) Si no te atreves con un proceso así, tienes que terminar. Lo que no vale es quedarte de presidente de un país y dar la espalda a la mayoría del pueblo. Si no te atreves, te tienes que ir. Y si te quedas, tienes que asumir el sufrimiento».
Y remata la faena: «Tengo esperanza porque tengo fe».
Lo anterior, lleva al catedrático Carreras a exclamar un dolido: «¡Dios mío! ¿En manos de quién estamos?»
Hasta hace poco tenía de Mas la opinión contraria, lo había escrito muchas veces en estas páginas. Pensaba que era un tipo racional, educado en el Liceo Francés, un hombre estudioso, preparado, frío, analítico. Todo menos aventurero. Pensaba que era un freno a los sectores más extremistas de CiU, como demostró en el último congreso de su partido, maniobrando en favor de la moderación. Parecía ser un político dispuesto al pacto, en la tradición catalana de Prat de la Riba y Cambó, es decir, un anti-Companys, un hombre de seny, alejado de la rauxa.
Me equivoqué. El racionalista se ha transformado en un visionario decidido a que su país emprenda caminos «duros, muy duros», a permanecer aislado del ruido mediático, es decir, de la opinión pública, a estar dispuesto cual mártir a «asumir el sufrimiento», a tener esperanza basándose sobre todo en la fe. ¡Madre mía! De la prudencia a la mística, del realismo a la lírica y, sobre todo, en estos tiempos de tribulación, a algo peor, a la épica. ¡Vaya peligro es Artur Mas!
Pues bien, en pleno debate sobre si se debe celebrar un referendo sobre la independencia de Cataluña, el programa de La Sexta ‘Salvados‘ emite este domingo 21 de octubre de la entrevista que Jordi Évole le hace al ‘president‘ Artur Mas, en la que ambos visionan juntos unas imágenes televisivas del Desfile de la Hispanidad.
En ellas, el Rey conversa con el presidente del Gobierno central, Mariano Rajoy y el Follonero, como tiene por costumbre, intenta extraer todo el jugo posible a la entrevista insinuando a Mas que Juan Carlos y Rajoy están hablando de él.
El ‘president’, que tiene sin duda un alto concepro de si mismo, asegura muy satisfecho que no cree que hablen de él: «Porque, si lo hicieran, no sonreirían».