Los altos cargos han colocado a dedo a sus familiares contradiciendo el decálogo ético del presidente

La larga lista de personas que están enchufadas en el PP balear da calambre

La casta política ha tomado buen ejemplo de Antich, que dilapidaba seis millones al año para pagar a cargos de confianza

La larga lista de personas que están enchufadas en el PP balear da calambre
El cambio no es muy significativo por lo que se ve PPCV

 

No se gastan tanto como sus predecesores, pero tanto da. En su discurso de investidura en la Cámara balear el ahora presidente del Govern fue tajante en un compromiso de transparencia que no dejaba «lugar a dudas». Bauzá hizo entonces hincapié en que tras esta crisis «debe salir una clase política que vele por los intereses de todos».

Algunos han seguido sus recomendaciones al pie de la letra, sólo que adelantándose, y han colocado así a dedo a sus más directos familiares para velar por ellos dada la difícil coyuntura derivada del incierto futuro que se cierne en materia laboral. Apenas dos semanas antes de la arenga había aprobado la ponencia de Estatuto, donde se recogía la obligatoriedad de cumplir con un código de buenas prácticas. En él y a través de una Carta de Compromisos, se abogaba » por la transparencia, las pautas de conducta y la ejemplaridad a la que se tienen que ajustar los cargos públicos, responsables políticos y profesionales en funciones ejecutivas en la organización, con el objetivo de reforzar y poner en valor los principios y valores que deben presidir el ejercicio de la actividad política».

De viva voz, y en más de una ocasión, se comprometió además a no consentir que los altos cargos por él elegidos colocaran a sus familiares en la estructura del partido. Este digital ha contabilizado a una veintena de ellos que no han tenido reparo alguno en hacerlo. Tal circunstancia propicia que al menos cien personas cobren en estos momentos más de dos mil euros al mes merced a este ‘empujón’ familiar.

ANTICH SENTÓ LAS BASES

La anterior legislatura dejó al más pintado con la boca abierta. Tras un largo periplo con un Pacte funcionando con la inestimable ayuda de unos socios a los que ellos mismos tacharían más tarde de corruptos, y que como se recordará acabaron por echar de las instituciones con cajas destempladas, léase UM, cerraron capítulo sin tan siquiera hacer público la Relación de Puestos de Trabajo, RPT, de sus cargos de confianza.

Las empresas públicas, consorcios y organismos que a modo de tentáculos del poder se extendían hasta las empresas públicas y organismos dependientes, quedaron en el anonimato. Que el Ayuntamiento de Palma, por ejemplo, restara competencias al SOIB para que los compañeros de la teniente de alcaldesa, Eberhard Grosske, pudieran encontrar acomodo a costa de los parados en el IMFOF que éste presidía, era pecata minuta.

Menos aún inquietaba que Margarita Nájera, la gerente del consorcio de la Playa de Palma, que ya dejó por imposible la reforma de la zona, se gastara 5,5 millones en inútiles estudios. El calco se repetía. Bastaba con haber mirado de refilón a sus antecesores, los mismos que digitaron a Rosa Estarás para que ésta, a su vez, hiciera lo propio con José Ramón Bauzá bajo la anuencia de Mariano Rajoy.

Las consellerías y Presidencia están ahora desbordadas de gente enchufada mal que pese la palabra. Es una realidad constatable. Campan a sus anchas perdonando la vida hijas, primas, hermanas, cuñados, primos, esposas y amigos de la infancia en un entorno que va desde las citadas consellerias a las alcaldías, pasando por la abogacía de la Comunidad Autónoma, y acabando en gabinetes de prensa o la inevitable IB3, que nos cuesta la friolera de 30 millones anuales.

EJEMPLOS A DOQUIER

El conseller de Presidencia, Antonio Gómez, es uno de los ejemplos más evidentes: Tiene de asesora en su gabinete a Catalina Llull, que es la mujer del alcalde de Escorca, Antoni Solivellas. Tiene de jefe de Gabinete, además, a Julia Rubio, pareja de Antonio Cardona, asesor en Participación Ciudadana. Hace poco cedió la jefatura de prensa a Elena Dávila, quitando a Toni Travería, que al parecer ha pasado a Comercio. En estos últimos casos, sin embargo, parece que no hay parientes de por medio y que lo único que ha primado ha sido la ‘profesionalidad’.

Según informó en su día el diario Balears la cuenta no para aquí: Carlos Delgado, conseller de Turismo que tuvo que despedir a su novia recientemente del cargo de asesora, tiene en su equipo a María Luisa Hernández, la mujer del teniente de alcalde de Urbanismo de Cort, Jesús Valls. Antes de ser alto cargo político, Delgado era socio de un despacho radicado en Palma de intermediación urbanística. Según el citado periódico «también tiene en su equipo de asesoría Cristina Puig, esposa del diputado del PP Fernando Rubio, en su día imputado.

Las fuentes señaladas apuntan a que «algunas de estas conexiones explican decisiones políticas. El consejero de la Función Pública, Simón Gornés, sorprendente gran impulsor de la ley que arrincona el catalán, aunque antes era un abierto defensor de la lengua propia, tiene de jefe de gabinete Irene Duran, hermana de la senadora Gari Duran. Ambas son hermanas del ex concejal Rafael Duran, que fue implicado en el caso Palma Arena».

MÁS MARIDOS Y ESPOSAS

En el gabinete de Bauzá mejor no contar ni dar más nombres. Baste decir que hay matrimonios, él diputado y ella en el gabinete, que se embolsan al mes ocho mil euros del ala.

Mabel Cabrer, diputada y portavoz del PP en el Parlament, tiene a su marido, Antonio Vera, de director del Instituto Ramon Llull. Y así una larga lista que suma y sigue. La directora general de Función Pública, Núria Riera, está casada con Biel Matas, nombrado recientemente coordinador del PP. La presidenta del Consell, Maria Salom, tiene a su prima, Aina Coll, tan campante en el gabinete del presidente del Parlamento, Pere Rotger.

Paco Frau, jefe de gabinete del dimitido delegado de Gobierno José María Rodríguez no se quedó atrás y metió a su hija, María José, de directora del Instituto de la Juventud, mientras que el veterano asesor Xisco Romero tiene la suya, Silvia, de gerente del IMFOF, Instituto de trabajo y formación.

El conseller de Cultura y portavoz del Govern, Rafael Bosch tiene a su hija en un gabinete de comunicación, y eso que ella parece ser que estudió Derecho.

La lista es interminable y las ramificaciones son, en muchos casos, difíciles de seguir, tal es el caso de la mujer del alcalde de Marratxí o tantos otros.

Injusto sería no decir que hay personas digitadas que han resultado ser muy válidas para los intereses de partido, aunque éstas, a fuerza de mirar tanto tiempo hacia otro lado, han acabado sufriendo tortícolis crónica.

La casta política es ávida y nunca se sacia. De ahí que muchos se blinden para el futuro con sus trucos legales, tal es el caso de los directores generales y su famoso complemento de alto cargo conocido como nivel 33, que les permite seguir cobrando más de mil euros al mes una vez abandonan la vida política. Hay quien opina que ya es hora de poner fin a tamaños desmanes.

 

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