FRANCISCO FERNÁNDEZ TARRÍO, DE SCYD POR CORUÑA

«En Galicia existe un pensamiento único nacionalista, más o menos edulcorado»

"En Galicia existe un pensamiento único nacionalista, más o menos edulcorado"
Francisco Fernández Tarrio.

El candidato de Sociedad Civil y Democracia por La Coruña  (SCD), el abogado Francisco Fernández Tarrío, ha decidido plantarle cara a la partitocracia desde el momento en que se convenció de que «los viejos partidos, PP, PSOE, BNG… son bastante impermeables a los movimientos sociales».  Militante de base en el PP durante varios años, encabeza la lista coruñesa de SCD en las elecciones del 21-O, paso que ha dado para cambiar «el sistema desde dentro».

SCD, Sociedad Civil y Democracia, otro partido más por si ya éramos pocos

Es nuevo sí, pero no es otro más. No, precisamente, nosotros estamos contra la desastrosa partitocracia existente en España. Somos una plataforma de ciudadanos a los que no les ha quedado más remedio que dar el paso y tratar de cambiar el sistema de la única manera posible: desde dentro, desde el parlamento.

¿Cómo es eso?

En mi caso concreto llevo muchos años trabajando en los movimientos pro derechos civiles en Galicia y he visto que los partidos políticos existentes atienden estas cuestiones durante las campañas electorales y luego «si te he visto no me acuerdo».

Los cauces de participación democrática en los partidos políticos se encuentran cegados en la práctica, bloqueados en listas cerradas y trufados de intereses ajenos a los ciudadanos.

Pero en SCD, Sociedad Civil y Democracia. mandará Mario Conde.

Mario Conde ha sido elegido presidente del partido el 6 de octubre en Madrid durante un congreso con más de tres mil personas llegadas de toda España. Es un líder muy importante con gran capacidad de convocatoria, conocimiento muy profundo por propia experiencia personal de lo que da de sí a todos los niveles el llamado sistema que nos está arruinando, ideas muy claras y coraje para enfrentarse a los problemas que asolan España.

Pero el proyecto de SCD trasciende incluso a la figura de Mario Conde. En lo que yo conozco, por ejemplo la candidatura de SCD por La Coruña que tengo el honor de encabezar, ha sido elegida por un importante grupo de gentes de la sociedad civil, de diferentes orígenes y sensibilidades pero todas con una misma preocupación contribuir a intentar salir del presente marasmo teniendo claro que no es una cuestión de «recortar» a los de siempre, los que no se pueden defender, sino de reconducir la situación realizando los cambios dentro del sistema y no extramuros del mismo que sean necesarios, caiga quien caiga, para el beneficio de la sociedad civil y preservar la paz social: eliminacion de privilegios de los politicos, separacion real de poderes, facilitar la creacion de iniciativas privadas, y fomento de la sociedad civil a traves de verdaderas academias, ateneos, universidades, etc.

Pero, como decía antes, la candidatura coruñesa ha sido elegida por la gente de Coruña y Mario Conde ha aceptado la decisión adoptada en asamblea sin mangonerarla ni cambiarla. Y puedo decir que, según mi experiencia, tal cosa es casi imposible en los partidos políticos convencionales.

Vamos, que en SCD hay un hecho diferencial

Pues sí. Existe un hecho diferencial que es la autogestión dentro de los estatutos de SCD.

En esencia, no pretendemos parecernos a los políticos profesionales, cosa que yo ni soy ni nunca he sido, sino que por el contrario los políticos sean como nosotros, como la gente común. Pero el paso siguiente es averiguar… y nosotros ¿a quién nos parecemos?

Cada uno habrá de contestarse a sí mismo. Creo que somos gentes procedentes de diferentes ámbitos sociales, profesiones e incluso inquietudes personales. También han venido gentes inquietas, porque un movimiento de este tipo despierta además de curiosidad mucha preocupación en el establishment oficial.

¿Y no es eso como el ejército de Pancho Villa?

Pues no. (Sonríe). En España existe una importante tradición histórica libertaria de organización funcional en el que prima el rol sobre el status. Se trata de redes abiertas no jerarquizadas ni burocratizadas donde la información circula de modo rápido y ágil.

Se trata de emplear en beneficio de la gente los nuevos medios que ofrece esta nueva Galaxia Guttenberg que es la revolución de internet y en internet. Así, somos muy, pero muy de lejos, el grupo que más emplea y seguidores tiene en redes sociales como twitter, a las que las pesadas organizaciones burocratizadas apenas logran acceder pese a sus superiores medios materiales y financieros.

La gente puede esperar de nosotros diferentes modos de relación que los habituales. Que por cierto se suelen reducir en la práctica al «vótanos y calla». Allí dónde hay medios libres, SCD es la referencia. Allí dónde hay medios subvencionados por políticos, se nos silencia, censura o insulta.

SCD pretende abrir cauces de verdadera participación ciudadana en las instituciones. Es preciso recuperar y reformar las instituciones antes que su actual podredumbre las inutilice del todo. Al cabo, es la idea liberal de que el Estado se encuentre al servicio de la sociedad y de la continuidad de la Nación en el tiempo, y no al revés como hasta ahora.

No es cierto que seamos una nación fallida. Lo que falla hoy en España es el Estado y la casta partitocrática que lo sirve en beneficio de sus propios intereses y en contra de los de la sociedad a la que debería servir. Se requiere tener un proyecto de nación y no ir poniendo parches de modo acomplejado sobre la marcha.

¿Cómo se sustancian esas ideas?

Bien. No es sólo cuestión de ideas sino también de voluntad. Además de saber hay que querer. Y nosotros queremos y sabemos.

Es preciso quitar la actual losa que oprime a la sociedad civil. Para ello es necesario replantearse en profundidad la organización territorial del Estado. El sistema autonómico es caro y malo. Además de dificultar (a veces incluso imposibilitar) el desarrollo de la sociedad libre, ni siquiera posibilita la permanencia de la nación española en el tiempo. Ya no las amenazas nacionalistas en Cataluña o Vascongadas.

Aquí mismo en Galicia los autoproclamados garantes de la supuesta unidad nacional «populares», propugnan un incoherente «Galicia primero» que en realidad niega tal unidad.

No Libertad, ni Justicia, ni solidaridad, ni desarrollo, ni bienestar, ni España. Lo primero para estos sedicentes nacionalistas acomplejados es «Galicia», su Galicia, burocratizada, encorsetada, empobrecida, víctima de experiencias de dominación social como la llamada «normalización» lingüística, para la que, por cierto, no existen austeridades ni restricciones presupuestarias y que considera anormales a más de la mitad de la población gallega que emplea comúnmente el español para comunicarse entre ella, con el resto de España y con el mundo.

En Galicia, existe un «pensamiento único» nacionalista, más o menos edulcorado. SCD no participa ni participara jamás de ese pensamiento único. Creemos en los ciudadanos, en la nación, no en los territorios, y defendemos una visión de España como conjuntó de ciudadanos libres e iguales, sin privilegios ni «nacionalidades». Una España diversa pero unida, no fragmentada en 17 taifas con 17 «delegaciones» de la casta política.

Es dramático que muchos empresarios nos digan que si esto sigue así ya sólo pueden mantenerse unas semanas, unos pocos meses, a lo sumo. Esta política y este tinglado político financiero les condena a la desaparición y con ellos todo el tejido industrial de Galicia y España que ha venido sustentando nuestro bienestar y al cabo, las propias instituciones democráticas.

No es de recibo que los políticos le hayan dado miles de millones de euros de nuestros impuestos a los bancos y a las cajas quebradas por esos políticos, (que significará una losa de deuda para nuestros hijos y aún nietos), y las empresas quiebren porque no les prestan, o las familias sean desahuciadas por no pagar sus hipotecas. ¿Cuantos partidos políticos han devuelto sus préstamos? ¿Cuantos partidos han sido ejecutados o desahuciados? Una vez más, los políticos al rescáte de los políticos, y la cuenta pagada por los ciudadanos.

¿Y qué más quiere decir a sus posibles electores?

Hace algunos años leí un libro muy interesante de literatura juvenil. Se llamaba La Historia interminable y contaba las aventuras de un niño glotón, acomplejado, mal estudiante, que pensaba que no podía hacer nada útil ni para sí mismo ni para los demás.

Cierto día cae en sus manos un libro y lo empieza a leer. El reino de Fantasía está desapareciendo progresivamente en la nada porque no tiene a nadie, a ningún niño, ni siquiera torpón y perezoso como él, que lo piense.

Nuestro héroe reacciona y consigue rescatar al mundo, su mundo, de la desaparición en la nada. A mí me parece que estamos en algo parecido: nuestro mundo se está desmoronando porque ahora nosotros, la sociedad civil, ya no pensamos ni vivimos los valores, métodos e ideas que han hecho grande a nuestra civilización. Pero en estos tiempos no basta con acercarse a las urnas cada cuatro años y votar de modo rutinario.

Debemos recrear nuestro mundo. Mantenerlo vivo en nuestra conciencia y con nuestra conducta. Por ello les pido el voto, para abrir una brecha de representatividad de nosotros, el pueblo, en las instituciones. Recuperemos la virtud de la democracia. recuperemos nuestro destino. Recuperemos la sociedad civil, la nación. Devolvamos el sentido comun al Parlamento. Juntos podemos.

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Autor

Luis Balcarce

De 2007 a 2021 fue Jefe de Redacción de Periodista Digital, uno de los diez digitales más leídos de España.

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