Ha vuelto a sonar el silencio de cientos de miles de gallegos en las cajas de resonancia de las urnas. Una Galicia de los susurros, con menos voz pero con más votos, le ha transmitido un claro mensaje a la Galicia de los gritos, de la «expropiación forzosa» de las calles, del permanente tam tam de tambores de guerra en las redes sociales: ¿podrían ustedes dejar de hacer tanto ruido y demostrarnos que son capaces de cascar más nueces?
Así, como lo tenían los partidos gallegos de la oposición, le ponían las bolas de billar a Fernando VII. Y ni por esas les ha salido la carambola a tres bandas. Ni con 253 mil parados, un diluvio de ERES, el éxodo de decenas de miles de jóvenes, el recorte de 3 mil millones de euros en los presupuestos, el repago farmacéutico, la dieta en Sanidad y en Educación, la rebaja en los salarios públicos y la incertidumbre de las pensiones, los gallegos han aceptado la oferta del 3×1 (Pachi, Beiras, Jorquera x Feijóo) como alternativa seria de gobierno para los próximo cuatro años.
¿Por qué?, como diría Mou ¿Se lo van a hacer mirar el PSdG, el BNG y ANOVA-EU o van a seguir practicando el obsesivo acoso y derribo, la guerrilla urbana, la zancadilla parlamentaria, la ventriloquía sindical y la guerra mediática sin respetar los acuerdos de la «convención de Ginebra»?
Paisaje después de la batalla
Cerca de un millón de gallegos con derecho a voto se han quedado en casa. Han renunciado a la política y a los políticos como clavo ardiendo y se han resignado a navegar durante los próximos cuatro años a la deriva, donde les lleve el imprevisible viento de la crisis.
El primer presidente que ha sobrevivido a la crisis
El PP ha vencido con claridad, pero ha convencido a cien mil gallegos menos que en el 2009. Ese resultado sería mortal en tiempos de vacas gordas, pero es un milagro en tiempos de vacas flacas.
Feijóo se ha convertido este 21 de octubre de 2012 en el primer presidente de un gobierno europeo que le gana unas elecciones al partido de oposición que ha tumbado a todos los gobiernos que se le han puesto por delante: la crisis.
La lucecita que más va a brillar a partir de hoy en el paisaje nacional Popular sumido en la penumbra, es la de la sede presidencial de Monte Pío. Más que las lucecitas de Génova, 13, de La Moncloa y de los despachos de las baronesas y los barones que forman la corte de Mariano Rajoy. Por el precio de uno, Galicia se ha llevado dos productos: un Presidente gallego y un challenger nacional.
Pachi tiene las horas contadas
Entre Rubalcaba, Pepe Blanco, Pachi Vázquez, el penetrante olor a gasolina de Lugo y los juegos prohibidos del Pokémon, el socialismo gallego ha perdido casi 200 mil votantes tras una legislatura en la que no practicó la oposición, sino la lenta pero segura descomposición interna.
Las palabras de Pachi Vázquez pronunciadas a los pocos días de tomar posesión el primer gobierno de Núñez Feijóo en 2009: «no le daremos ni cien días, ni cien horas, ni cien minutos de tregua», se vuelven ahora contra el candidato que casi alcanza menos diputados que la cifra record de Abel Caballero, el actual alcalde de Vigo que situó al partido con 16 escaños y en la tercera posición detrás del BNG de Beiras. A Pachi no le quedan ni cien días y existen muchas dudas de que le queden siquiera cien horas.
La UPG sin colorantes ni conservantes
El BNG se ha presentado en sociedad sin sus múltiples caretas, y ha sido examinado en las urnas en calidad de UPG (Unión del Pueblo Gallego), sin colorantes ni conservantes, como un trasnochado partido marxista teñido de independentismo, cuya obsesión es levantar un ridículo y pretenciosos «telón de acero» que separe a la sociedad gallega del resto de los mortales españoles y europeos. El higiénico desnudo integral ideológico le ha costado más de 100 mil votos.
Beiras: el más listo de clase de la izquierda nacionalista
Y llegamos al sorpasso de Beiras, el veterano nacionalista que ha puesto el intermitente a la Izquierda Unida. El más listo de la clase ha echado las redes de pescar votos en las aguas más productivas de la izquierda galaica: los desencantados con el PSOE, los cabreados con el autoritarismo del comité central del BNG y los indignados con todo y con todos. Se ha llevado un botín de 200 mil votos y el papel estelar de coprotagonista con Núñez Feijóo durante los próximos cuatro años en el Parlamento de Galicia y en los Medios de Comunicación.
Si Feijóo va a hacer el papel de Supermán, a Beiras acaba de concederle la sociedad gallega el papel de Lex Luthor, el malo mediático e imprescindible de la película.
Por cierto: a simple vista la unión Beiras Izquierda Unida es un matrimonio por conveniencia. Pero no es descartable que surja un flechazo. Yolanda Díaz, la cabeza visible de la sucursal galaica de Cayo Lara, tiene mucho que ganar dejándose seducir por el discreto encanto de una versión gallega de «Iniciativa per Cataluña Verds»
Tanto ruido y al final…
La historia describirá estas elecciones autonómicas de Galicia de 2012 como las del ruido. El ruido ensordecedor de los candidatos de la oposición y sus respectivos mariachis para intentar la demolición del Partido Popular de Galicia. Ruido en los medios de comunicación, en las redes sociales, en los mítines, al grito de ¡todos contra Feijóo! expresado en distintos lemas de campaña y armas de destrucción masiva en las redes sociales: ¡hai que paralos!, ¡para facerlles frente!, feijoito, pinocho…
El ruido que suele meter el miedo en el cuerpo a la gente corriente. El ruido goebbeliano de las mentiras que, repetidas mil veces, puede acabar convirtiéndolas en verdad. El ruido que acaba ahogando los argumentos, los programas, las ideas y, al final, empuja a la sociedad hacia una encrucijada: la abstención o la reacción ante mesías vacíos de contenido que se han pasado meses insultando su inteligencia. Ambas cosas. Mucha abstención y un BNG y un PSOE tocados con Jorquera, Pachi y Rubalcaba hundidos.
«Tanto, tanto ruido… Ruido de juzgados, ruido compartido, ruido envenenado, demasiado ruido. Ruido platos rotos, ruido años perdidos, ruido empedernido, ruido sin sentido. Ruido de cristales, ruido mentiroso, ruido escandaloso, ruido en el vacío. Ruido acomplejado, ruido introvertido, ruido del pasado, excesivo ruido. Ruido qué habéis hecho, ruido yo no he sido, ruido insatisfecho, ruido de hacer ruido. Ruido como sables, ruido enloquecido, ruido insoportable, ruido, ruido, ruido. Tanto ruido y al final…la oposición»