Durante la Guerra Civil y en esa proclividad casi natural a adaptarse al terreno, se llamó 'La Vanguardia Obrera'
‘La Vanguardia’, la misma que titulaba en mayúsculas en su portada «Franco, Caudillo victorioso«, publica este 29 de octubre de 2012 un editorial en el que afirma que Cataluña «es una nación«.
«Una nacionalidad, por decirlo de manera acorde con el artcíulo 2 de la Constitución que la dictadura del general Franco no logró sofocar».
El artículo, que empieza en portada, se titula «Política, diálogo y audacia».
El diario considera que en Galicia y El País Vasco «han ganado las fuerzas matrices» y que ello permite sacara una «interesante lección»:
«Hay que saber leer el signo de los tiempos; hay que saber interpretar lo que se mueve bajo la espuma de los días».
Y sigue la antigua ‘Vanguardia Española’, la misma que es propiedad del Conde de Godo y recibe sustanciosas subvenciones de la arruinada Generalitat de Artur Mas:
«Catalunya es una nación […] en la que han cristalizado malestares que ya fueron advertidos públicamente hace más de dos años por nuestro diario»
El periódico subraya que, pese a las dificultades del momento, Cataluña sigue siendo «la principal fuerza motriz de la riqueza española».
«Quizá el verdadero problema de España, el más venenoso de todos, resida en los círculos y medios de Madrid que no cejan en el intento de interpretar la política española como un juego de marionetas. La agenda pública no les pertenece».
Tras recordar que en Cataluña se ha producido «una condensación de malestares» -lo que es bastente obvio-, el editorialista comenta que existe en la sociedad catalana un deseo mayoritario, muy intenso en los sectores más dinámicos de la sociedad, creciente e irreversible, de que las cosas cambien y cambien de verdad.
«Otro trato, otra consideración, otro nexo. Respeto mutuo, solidaridad equilibrada, reconocimiento de la nación cultural, autogobierno efectivo y derecho a decidir en el nuevo marco europeo que la crisis acelera».
«Por ello la autonomía catalana, cimiento imprescindible de la transición democrática, no puede sucumbir bajo los cascotes de un Estado autonómico artificialmente hinchado, cuya sobredimensión, ahora inviable, jamás ha sido estimulada desde Barcelona».
SI EL GENERAL FRANCO LEVANTARA LA CABEZA
‘La Vanguardia’ salió por primera vez a la calle el 1 de febrero de 1881, de la mano de los empresarios Carlos y Bartolomé Godó Pie.
Ideológicamente, se le consideraba próximo al Partido Liberal de Barcelona, que en aquellos tiempos aspiraba a conseguir la alcaldía de la capital catalana.
Siete años más tarde, coincidiendo con el primer día de la Exposición Universal de 1888, presentó un nuevo formato, con doble edición de mañana y tarde, pero ya desligado de cualquier partido político. Bajo la dirección de Modesto Sánchez, el diario pasó a ser un referente de la prensa independiente.
Con motivo del estallido de la I Guerra Mundial, ‘La Vanguardia‘ se convirtió en el primer diario en tener corresponsales en París y Berlín, las capitales de los dos contendientes. Sus ventas eran de unos 80.000 ejemplares diarios en aquellos primeros años del siglo XX.
Antes de la guerra civil española, La Vanguardia dio un salto cualitativo, introduciendo el huecograbado, red de corresponsales y conexión con las principales agencias de noticias.
El estallido de la guerra hizo que el rotativo se pusiera a las órdenes del Govern de la Generalitat y del de la República y mandó al exilio a Gaziel, su director.
El triunfo de los ‘nacionales‘ provocó un cambio de nombre y ‘La Vanguardia‘ añadió el adjetivo de ‘Española‘ en su cabecera.
Durante la contienda y en esa proclividad casi natural a adaptarse al terreno, se había llamado ‘La Vanguardia Obrera’.
El 16 de agosto de 1978, tres años después de muerto Franco, quitó lo de ‘Española‘ y se quedo en ‘La Vanguardia’ a secas.
En 2000, José Antich asume la dirección. En abril de 2004, ‘La Vanguardia‘ dejaba la sede de la calle Pelai, su casa desde 1903.
En mayo de 2011 y consonancia con los vientos que soplaban en Cataluña y recogiendo las subvenciones que daba CiU, el Conde de Godó lanzó la edición en catalán.
Ahora está ya por la ‘Cataluña nación‘. Lo que nadie sabe es dónde estará mañana.
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