LA CURIOSA ARITMÉTICA DEL HONORABLE PRESIDENT

Menos España X menos Cataluña = Más Artur y Convergencia i desUnió

Europa jamás se fiaría de un pueblo dispuesto a pasar de sus Tribunales y de su Constitución

Irán a por mí para desestabilizar el proceso” La frase es de Artur Mas y sonó este último domingo en Barcelona, mientras españoles del resto del Estado y miles de ciudadanos del mundo cerraban sus maletas, le daban carpetazo al “puente” de todos los santos y se disponían a regresar a sus casas, a sus países, tras un viaje mágico a través del patrimonio de la humanidad de Antonio Gaudí.

De repente el independentismo catalán tiene nombre y apellidos. Se desvanece como “sentiment” y resurge como una movida egocéntrica y mesiánica de un solo Dios hecho hombre o un solo hombre que se cree Dios, que ha empezado a soltar sermones de la montaña desde las tribunas, intenta hacer que los cojos anden, que los ciegos vean y que el personal aspire a milagros de los panes y los peces, y se pasea entre su pueblo elegido declarando que su reino no es de este mundo y que, el crea en él, se salvará.
 
Mas quiere meter un gol en “fuera de juego”
 
¿Qué le pasa a Artur Mas? Incluso Durán i Lleida le ha negado al menos una vez, como Pedro a Jesús. Si a lo que realmente aspira es a ser el Moisés de los catalanes en su éxodo hacia la tierra prometida de la independencia dentro de Europa, Bruselas ya le ha avisado que ni él ni su pueblo entrarán. Si quiere ser un Messi político y marcar el gol decisivo en la champions de la historia de Cataluña, alguien debería explicarle que está en “fuera de juego” y que el tanto no subiría al marcador, por mucho que centenas de miles de “Boixos Nois” le llamen de todo, menos bonito, a las instituciones, a la Constitución, a la Corona, al Estado español y a la UEFA política europea.

¿Quo vadis, Artur? ¿A dónde va el Honorable President? Y lo que es más grave: ¿a dónde quiere llevar a una gran parte de su pueblo? Cualquier semejanza del  mundo feliz que propone Artur Mas con “Un mundo feliz” descrito hace tiempo por Aldous Huxley, nos es mera coincidencia, sino algo inevitable. En ambos casos se ha utilizado la técnica de la “hipnopedia”, de la educación a través del sueño que han padecido las nuevas generaciones de catalanes durante su niñez.
 
El mundo feliz de Artur Mas
 
¿Es intrínsecamente perversa la educación de los sueños? Por supuesto que no. Pero el problema en el mundo feliz de Más y el mundo feliz de Huxley radica en la naturaleza del propio sueño. Los niños del mundo de Huxley aprendieron a soñar con la felicidad sin familia, sin diversidad cultural, sin filosofía, y los niños del mundo de Mas se han hecho jóvenes soñando con la felicidad sin España, y ahora sin Tribunales y sin Constitución, sin reglas de juego, en una escalada unilateral, personalista, caudillista y monopartidista que provoca escalofríos cuando soplan vientos gélidos de la historia reciente de occidente.

Al Honorable le está perdiendo la boca. Está cabreado con Madrid, con Rajoy, con los Medios de Comunicación que no escriben al dictado de la “generosa” Generalitat, y se ha puesto al frente de una “yihad” catalanista. Comparte patadas en los huevos al Estado español con románticas declaraciones de amor eterno a Europa, en un nuevo romance de Romeo y Julieta que ni siquiera se cree Durán i Lleida.
 
Europa jamás se fiaría de un pueblo dispuesto a pasar de sus Tribunales y de su Constitución
 
Pero vamos a ver, señor Mas: ¿de verdad cree que Bruselas le va a conceder su mano, va a confiar en usted, cuando acaba de hacer pública su intención de pasarse por el arco del triunfo a los tribunales españoles y la propia Constitución? ¿Está convencido de que los europeos son gilipollas o qué? Su “berrinche” infantil con el Estado español es un antecedente que va a marcar su expediente.

Y la Unión Europea, que no se ha caído de un guindo, se lo pensaría mucho antes de dejar entrar en el club a un señor, un pueblo que, en cuanto recibiese un no por respuesta a alguna reivindicación, pusiese en solfa la autoridad de los tribunales europeos, de las decisiones del BCE, de las leyes vinculantes del Europarlamento y del propio espíritu del Tratado de Lisboa, que de mayor quiere convertirse en la Constitución de los europeos.

El que poco habla, poco yerra. Y Mas, últimamente, padece de incontinencia oral. No acaba de comprender que, en aritmética, incluso en aritmética económica y política, menos por más es menos. Sólo + España por + Cataluña se convertirían en más. Salvo que el Honorable maneje una ecuación secreta, personal e intransferible: — España  x  – Cataluña = Mas  Artur y Convergencia i desUnió.

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Autor

Juan Velarde

Delegado de la filial de Periodista Digital en el Archipiélago, Canarias8. Actualmente es redactor en Madrid en Periodista Digital.

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